sábado, 30 de abril de 2011

Una falsa beatificación de un falso "Papa" y de un falso católico, una impostura judeomasónica para engaño de los católicos y del mundo

Denunciamos públicamente. que el falso acto de beatificación de mañana es totalmente írrito, nulo y sin ninguna validez católica canónica, tanto Wojtyla como Ratzinger son judíos usurpadores e impostores por donde se les mire, ellos no son católicos, son herejes y apóstatas. Ambos son agentes infiltrados que llegaron hacer creer que son "Papas" con ayuda de la judeomasonería eclesiástica para suplantar a la Iglesia Católica Romana por una Iglesia Católica Ecuménica Interrreligiosa Mundial al servicio del Nuevo Orden Mundial anticristiano hoy en plena marcha y ejecución.

Llamamos a los verdaderos católicos romanos abstenerse de toda participación en este acto sacrílego que ofende a Dios Nuestro Señor, y que provocará ciertamente su ira divina. Recemos muchos Santos Rosarios para que la Santísima Virgen interceda por nosotros en estos tiempos de la Gran Apostasía. Es la hora del poder de las tinieblas, solo podemos hacer penitencia y orar esperando el Día del Señor buscando advertir a las almas fieles y de buena voluntad que se aparten de la falsa iglesia y que sigan a los obispos fieles a la Tradición Apostólica.

Publicamos un video sobre las herejías y apostasías del antipapa Juan Pablo II, está editado por Obispos católicos Ucranianos que hace unos años vienen denunciado los actos abominables del Vaticano. En este video se trata de "Papa" al impostor debido a que estas personas aún creen que fue un "Papa" auténtico.  Sin embargo estos obispos amenazan ahora con declarar la Sede Vacante si se produce el sacrilegio de la falsa beatificación de mañana. Enhorabuena.


Nosotros como todos los verdaderos católicos romanos sostenemos que la Sede esta Vacante desde la muerte del último Papa legítimo S.S. Pio XII. La jerarquía católica hace mucho rato a través del Arzobispo Pedro Martín Ngo Dinh Thuc el 25 de Febrero de 1982 --quién se desempeñó como Delegado Pontificio durante los Pontificados de S.S Pio XI y Pio XII--declaró a toda la Iglesia y la humanidad que la Sede está Vacante


Nos alegramos que otras autoridades eclesiásticas, aunque sea un poco tarde, vengan a confirmar lo que otros mucho antes venían diciendo con la incomprensión de tantos que se dicen "católicos defensores de la Tradición" pero siguen dándoles legitimidad a estos antipapas. Ahora se sabe que muchos de estos "tradicionalistas" no apoyaron al Arzobispo Thuc por dejarse engañar por falsos tradicionalistas infiltrados de la judeomasonería eclesiástica que buscaron rápidamente hacer fracasar el acto de salvataje de Monseñor Thuc  de la Iglesia Católica Romana, haciendo creer a los católicos que Monseñor Thuc estaba loco. Gracias a Dios Espíritu Santo y a la Santísima Virgen no lo lograron. Hoy se confirman todos estos hechos dolorosos.


PARA VER VIDEO PULSE AQUÍ:
 http://www.gloria.tv/?media=148554

Declaración del Arzobispo Ngo-Dinh-Thuc

¿Cómo es que la Iglesia Católica aparece hoy en día tal como la observamos? En Roma, Juan Pablo II reina como “Papa” rodeado por el cuerpo de Cardenales y de muchos obispos y prelados. Fuera de Roma, La Iglesia Católica parece estar floreciendo, junto con sus obispos y sacerdotes.

El número de Católicos es grande. Diariamente la misa es celebrada en muchas iglesias y en domingos, las iglesias estan llenas de tantos fieles que vienen a escuchar la Misa y recibir la Sagrada Comunión.

Pero a  la vista de Dios, ¿Cómo es que la iglesia aparece? ¿Son las misas —ambas, diarias o a las que la gente asiste los domingos — agradables a Dios? De ninguna manera, porque la Misa es la misma para los católicos que para los protestantes — Por lo tanto desagradable a Dios e inválida. La única Misa que agrada a Dios es la Misa de San Pío V, la cual es ofrecida por pocos sacerdotes y obispos, entre los que me cuento a mí mismo.

Por lo tanto, en lo que me sea posible, abriré seminarios para educar candidatos para este sacerdocio que es agradable a Dios.

Además de la “Misa,” la cual no agrada a Dios, hay muchas otras cosas que Dios rechaza: por ejemplo, cambios en la ordenación de sacerdotes, así como en los sacramentos de Confirmación y de Extremaunción.

Aún más, los “sacerdotes” ahora se apegan:

1) Al Modernismo
2) Al falso Ecumenismo
3) La adoración [o culto] al hombre;
4) A la libertad de abrazar cualquier religión;
5) La resistencia a condenar la herejía y a expulsar a los heréticos.

En consecuencia, por que soy hasta ahora un obispo de la Iglesia Católica Romana. Considero que la Silla de la Iglesia Católica Romana está vacante; y me corresponde a mi, como obispo, hacer todo lo que sea necesario para que la Iglesia Católica y Romana, perdure en su misión por la salvación de las almas.

Febrero 25 de 1982
Munich, Alemania

+ Peter Martin Ngo-Dinh-Thuc
Arzobispo

martes, 19 de abril de 2011

INFORMAMOS NUEVO DOMINIO DE NUESTRO SITIO EN INTERNET

Comunicamos que por razones técnicas nuestro sitio www.centrosanbenito.com ha sido deshabilitado, en adelante podrá consultar en: 
Disculpe las molestias.

Además, informamos a todos nuestros seguidores y lectores habituales que a partir de hoy hasta el próximo lunes nuestro blog no será actualizado por motivos de Retiro Espiritual de Semana Santa.
Agradecemos su comprensión.

El Editor.

lunes, 18 de abril de 2011

LIBRO SEDEVACANTISMO: LA ÚNICA RESPUESTA HONESTA A UN PROBLEMA DOLOROSO S.E. MONS. LOUIS VEZELIS OFM ( 1 )

Sobre el Sedevacantismo se ha dicho lo que se ha querido, muchos han opinado sobre esta doctrina teológica y canónica católica sin conocer en profundidad sus verdaderos orígenes y desarrollo, sus verdaderos protagonistas --eclesiásticos de la mayor relevancia jerárquica como intelectual--, sus verdaderos y graves fundamentos dogmáticos, su imperiosa razón de defender a los católicos de la grave apostasía y cisma en el que ahora viven y malviven.
Paradógica y curiosamente sus máximos enemigos y retractores han sido aquellos  que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, dirigidos por una élite infiltrada movida de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos movidos por la ingenuidad y de una cómoda negligencia.
Para responder y explicar estas traiciones y contradicciones, presentamos una obra reveladora y esclarecedora, escrita por un verdadero obispo católico, docto y piadoso, testigo fidedigno y autorizado de la historia de la Iglesia de los últimos decenios. El sólo título del libro expresa y condensa de un modo amplio y prufundo lo que pretende justificar el autor. Nadie mejor que Monseñor Vezelis puede enseñarnos en verdad lo que representa y denuncia la única respuesta honesta que debemos asumir si queremos permanecer y ser verdaderamente católicos romanos.
Sirva este libro para que los católicos puedan reconocer y someterse a la verdadera Jerarquía legítima de la Iglesia Católica Romana y distinguirla de las "jerarquías" impostoras.


Mons. Louis Vezelis O.F.M.


EL AUTOR: Mayores datos del autor los da el mismo en el transcurso de su libro.
Los textos en negrita y subrayados son nuestros. 
Agradecemos al Excmo. Revmo. Monseñor Luis Alberto Madrigal y Madrigal, el que nos haya proporcionado y autorizado la publicación de este libro.

Las personas interesadas en recibir el libro completo por e-mail, pueden solicitarlo a nuestro correo: centro.sanbenito@gmail.com




SEDEVACANTISMO

LA ÚNICA RESPUESTA HONESTA A UNA REALIDAD DOLOROSA

Por.

S. E. Louis Vézelis OFM. D.D.

PRIMERA PARTE
Dimisión Tácita

Me parece válido cuestionarme:
¿Quién está autorizado para hablar en nombre de la Iglesia Católica?
Obviamente la respuesta debe ser:
Los miembros de la jerarquía, valida y legítimamente electos, son los únicos designados por Dios para representar a la Iglesia católica identificada como el Cuerpo Místico de Jesucristo.
Evidentemente, los herejes o cismáticos no son autoridad legitima para enseñar en la Iglesia de Dios. Cualquier autoridad que hayan tenido antes de caer en herejía y cisma de la Iglesia verdadera, ha sido perdida.
La perdieron a través del único procedimiento práctico: La dimisión tácita.
El hecho mismo de que la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, haya previsto como necesario incluir tal canon en sus Leyes debería hablar por sí mismo.
Las leyes se hacen para lograr el bien común. La constitución de cualquier gobierno, contiene reglas para proteger al país de "enemigos domésticos y extranjeros".
Evidentemente, tales provisiones son el resultado de experiencias pasadas o de la observación misma. Enemigos domésticos serán aquellos que ocupando posiciones de autoridad, violan su obligación de preservar las leyes de su país y supuestamente buscar el bienestar general de la gente.
De la misma manera, la Iglesia Católica, siendo una sociedad perfecta, debe, sin embargo, considerar las desagradables posibilidades de que individuos sin escrúpulos pueden lograr ascender a la posición de máxima autoridad dentro de la Iglesia, con el propósito de destruirla desde sus entrañas.
Un caso de esta naturaleza es, si el individuo que ocupa una posición de autoridad se ha separado públicamente de la verdadera fe.
No es difícil entender que tales individuos abandonaran dicha posición de autoridad. Antes bien la usarán para destruir la fe de la gente, no para defenderla.
Ahora bien, tales comportamientos han sido adecuadamente probados en los casos de los "Papas" posteriores al Papa Pío XII.
Nosotros, de manera lamentable, pero con una gran responsabilidad que cumplir, delante de Dios, debemos declarar que tales individuos han sido "anti-papas".
Esto significa que, aunque ocupen La silla de San Pedro -máxima posición en la Iglesia Católica visible- no son papas ni verdaderos ni reales, por el contrario, son impostores.
Esta es la simple conclusión obligada a que debe llegar todo individuo que se diga católico.
Ahora bien, la obligación primordial del Vicario de Jesucristo es defender y proteger el "Depósito de la fe"; si no hace eso, y por el contrario fomenta el error por medio de su propio ejemplo, tal hombre es un hereje. Todo aquel que bajo su autoridad se asocia con el error y más aún, lo justifica, es de igual forma excomulgado y privado de cualquier posición de autoridad que ocupe.[2]
Luego entonces, quienes nos decimos católicos o bien, aceptamos estas conclusiones lógicas, basadas en la ley de la Iglesia, o simplemente, las rechazamos. Si rechazamos aceptar las conclusiones lógicas fluidas de las evidencias, no tendremos derecho a llamarnos católicos.
Los católicos de hoy día tenemos la desgracia (o fortuna) de encontrarnos rodeados de lo que no puede ser llamado de otra manera más que: ¡La Gran Apostasía!
Evidentemente, esta Apostasía es universal, toda vez que desciende desde lo más alto y se extiende hasta el lugar más recóndito de la Iglesia católica de todo el mundo.
No existe lugar en este mundo donde las herejías no hayan penetrado; ya sea en teoría o en la práctica.
En vista de esta Apostasía universal, traída al mundo gracias a la indiferencia religiosa de los últimos "Papas" -desde la muerte de PíoXII-, se debe hacer la siguiente pregunta:
¿Qué queda de la Iglesia Católica y quién permanece como Su jerarquía autentica?
El hecho evidente, de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo a Su Iglesia de asistirla hasta la consumación de los tiempos y que "las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella", es frecuentemente y de manera deliberada, malinterpretada.
Las Sagradas Escrituras deben ser examinadas y consultadas en su totalidad; y no sólo una parte o piezas de ésta, para pretender justificar las actividades de los que están fuera de la Iglesia.
Todos los apóstatas, herejes y cismáticos, están excomulgados, ipso facto. Canon 2314 & 1.


En los primeros lugares de esta lista, de las sectas heréticas, se encuentra, la fundada por el supuestamente Arzobispo Marcel Lefevbre, y se denomina a sí misma como la "Fraternidad Sacerdotal San Pío X".
Esta organización se originó en Suiza cuando Lefevbre engañó al Obispo de Fribourg para que le otorgara un permiso para iniciar una sociedad piadosa bajo el pretexto de dar dirección espiritual a jóvenes que se preparaban para el sacerdocio en las universidades seglares.
El hecho es que, el Obispo de Fribourg no tenía ninguna autoridad para autorizar una sociedad "internacional" de ningún tipo. (Ni en la Iglesia Católica, pues seguía las enseñanzas del Vaticano II; ni siquiera en el modernismo)
Por lo tanto, una "sociedad sacerdotal" que no clama a nadie como su autoridad legítima y cabeza, es una contradicción. La Iglesia no permite sacerdotes acéfalos. Es decir que la Iglesia no permite a sacerdotes independientes o a grupos de sacerdotes, funcionar sin una autoridad eclesiástica legítima. Esa autoridad es el Obispo local donde la sociedad fue creada.
Todas las organizaciones o grupos que son inspirados por el Espíritu Santo, reciben primeramente la confirmación de la autoridad visible en la Iglesia.
Marcel Lefevbre no era una autoridad legítima en la Iglesia cuando empezó su organización. Esto explica porqué debía obtener, de una manera u otra, la autorización del Obispo del lugar.
Esto lo logró al falsificar la intención y propósito de su organización.
La apariencia de legalidad fue todo lo que buscó. Y por una gran parte, a todos los que lo siguieron poco les importó el verdadero orden requerido para la legitimidad, con tal de seguir su voluntad descarriada.
Aparte de toda esta superchería, surgió la auto-acusación de Lefebvre, concerniente a su propia ordenación y consagración. Estas cosas fueron escondidas bajo la alfombra, por sus seguidores, ya que la admisión de este hecho sería la destrucción de todo su juego. Nacidos en el orgullo, sus seguidores, sólo pueden tratar y actuar como lo que son. El orgullo es una mentira, luego entonces, sólo pueden existir envueltos en este mal.
Sospechas e insultos fueron inmediatamente dirigidos sobre los católicos que vieron lo que realmente estaba pasando a través de esta "Sociedad": el reparto despectivo de poner todo en duda, la marginación total, la mentira, la falsificación y/o invención de hechos son el sello característico de esta nefasta organización.
Qué tanto, de lo que han publicado los seguidores de Lefebvre en Estados Unidos, por ejemplo, refleja verdaderamente las ideas de éste, es un asunto meramente cuestionable.
De cualquier forma que éstas hayan sido, nosotros tenemos el derecho a suponer que de alguna manera Lefevbre aprobó dichas publicaciones. Después de todo, lo impreso en la revista "The Angelus" era presentado como portavoz oficial del pensamiento de Lefevbre, en idioma inglés.
Mi intención no consiste en entrar en todos los detalles de la táctica escurridiza y perspicaz de Lefebvre, que llena de indignación a la gente decente, sino señalar que ni Lefevbre ni sus seguidores tienen o tuvieron alguna autoridad de hablara nombre o en nombre de la Iglesia Católica.
Los archivos de noticias contienen muchos incidentes y declaraciones, señalando las situaciones escandalosas creadas por esta organización ilegítima.
Ante mí, tengo un ejemplar de la Revista The Ángelus en donde se publican las respuestas que supuestamente señaló Lefevbre a quien lo entrevistaba.
Lefebvre no puede ser entendido fuera del contexto de su aparentemente asociación estrecha con el cardenal Lienart, el francmasón que lo ordenó sacerdote para posteriormente consagrarlo Obispo.
En un esfuerzo por minimizar el papel esencial que jugó Lienart en el futuro de Lefebvre, se ha implementado y utilizado todo tipo de subterfugios para cambiar los hechos de las cuestionables ordenación y consagración de Lefebvre.
Sabemos lo que enseña la teología católica sobre los sacramentos y que los agresivos y arrogantes lefebvristas rechazan, dando un ligero adiós de manera indiferente y apresurada.
La doctrina común de los teólogos es que ciertos sacramentos deben ser repetidos ante la más mínima duda positiva. Tales sacramentos son el Bautismo y Ordenes Sagradas. Lo mismo ocurre en la consagración en la Santa Misa: debe repetirse si existe la mínima duda sobre la materia o la forma.
Los lefebvristas amontonaron sospechas e insinuaciones concernientes a la validez de algunos sacerdotes. Ahora ellos están sufriendo de manera admirable las consecuencias de sus actos. Existieron casos donde, según los mismos seguidores de Lefebvre, éste permitió a sacerdotes de dudosa validez ofrecer la santa Misa. Cuando se le cuestionaba sobre este incidente, Lefevbre rechazaba la gravedad del asunto diciendo que después de varios años las personas involucradas aceptarían ser ordenados de manera adecuada.
¿Cómo es posible que Lefevbre no tuviera ningún problema en permitir que algunos jóvenes recibieran la "ordenación sacerdotal" con el rito modernista, mientras sostenía que era inválido para "consagrar las hostias para la Santa Comunión; cuando el poder sacramental estaba en duda?
En su edición de junio de 1982, The Angelus, una de las publicaciones mas activas y ambiciosas de divulgación de los "falsos pastores". Héctor Bolduc, escribió una diatriba, de una página completa, en contra de los Obispos consagrados por Monseñor Ngo Dinh Thuc.
Es un ataque motivado de manera viciosa desprovisto de claridad en los hechos e impugnando actitudes y motivos que Monseñor Ngo nunca tuvo.
Nosotros como católicos debemos fundamentarnos en los hechos; hechos que representan la realidad objetiva y que no son la creación de una imaginación maliciosamente motivada.
Hasta donde su servidor está enterado, ninguno de los individuos que han atacado y continúan atacando a Monseñor Ngo lo conocieron personalmente, ni jamás lo vieron.
Es muy importante dar a conocer la diatriba que estas personas dirigieron en contra del hombre que se expuso al vilipendio por tratar de asegurar la tan esencial sucesión apostólica, mientras que Lefebvre y sus seguidores, se conformaban simplemente con aparecer como católicos.
Personalmente hablé con Monseñor Ngo, en relación a las consecuencias inesperadas de sus esfuerzos honestos, por proporcionar Obispos genuinos para la Iglesia.
He aquí la respuesta que Monseñor Ngo dio sobre como sucedieron realmente los hechos en relación a las cuestiones de Palmar de Troya; y no como Bolduc pretende hacer creer a sus lectores.
Monseñor Ngo fue solicitado, por un grupo de personas piadosas, para realizar una gran obra en honor de La Santísima Virgen. El, siempre fue un devoto de la Santísima Virgen, por lo que aceptó la invitación de estas personas a Palmar de Troya. Viajaron toda la noche. Ya en Palmar de Troya, según comenta Monseñor Ngo, fue recibido por una comunidad de Carmelitas. Se impresionó mucho por la austeridad de vida que llevaban estos religiosos y la obediencia humilde a un seglar. Había, en el lugar varios sacerdotes de edad madura, de diferentes partes del mundo y todos ellos obedecían a su Superior, Clemente Domínguez.
Se le solicitó ordenar y consagrar a varios individuos. Basándose en la impresión que tuvo del lugar, estuvo de acuerdo en así hacerlo, por el bien de la Iglesia.
Por el contrario, H. Bolduc escribe que "Clemente Domínguez indujo a Thuc para que lo ordenara y consagrara..." lo cual es una mentira.
Fueron los sacerdotes quienes solicitaron a Monseñor Ngo que ordenara y consagrara a Clemente Domínguez. Ninguno de los subsecuentemente ordenados estuvo presente al momento de la visita de monseñor Ngo.
Evidentemente, Bolduc está traicionando su verdadero motivo cuando busca la manera de relacionar a Monseñor Ngo con lo que sucedió después de su partida y repudio; no su administración de los sacramentos, sino de lo que esas personas hicieron después de haber recibido ordenaciones y consagraciones válidas.
La malicia de Héctor B. es evidente y repulsiva cuando busca borrar la secuencia de los hechos, para que parezca que las ordenaciones válidas fueron inmediatamente seguidas de la elección de Clemente como Papa por sus discípulos.
Bolduc continúa su sarta de insultos, sin ninguna vergüenza al proclamar que "Monseñor Ngo Dinh Thuc renuncia a sus acciones y publica un documento en el que declara que las "ordenes que hubo conferido eran nulas e inválidas porque retuvo toda intención de conferirlas a la secta de Palmar de Troya."
A diferencia del ligeramente entrenado coleccionista de arte de New Hampshire, Monseñor Ngo conocía bien el Derecho Canónico y la Teología católica, ya que contaba con doctorados en ambas materias.
Tal vez parezca más apropiado decir que, fue Lefebvre quien "perdió toda razón", porque fue Lefebvre quien no tuvo el valor de hacer algo hasta que alguien lo empujara a hacerlo, y ésta es una interpretación caritativa.
Observen la duplicidad de Lefebvre: Abiertamente intenta evitar la denuncia de Roma al pretender que la Nueva Misa contiene "veneno".
Esperaríamos que este "gran defensor de la fe" nos instruyera de una manera más clara.
Como ejemplo de todo esto tenemos que, evitar lo que es realmente una cuestión dogmática al usar la tan frecuentemente desgastada frase del Vaticano II -que se supone sería un "concilio pastoral".
Por su puesto que nadie ha escuchado sobre un concilio general de la Iglesia tratando meramente cuestiones "pastorales".
En lugar de llamar algo herético, por su verdadero nombre. Lefebvre acude a su "prudencia", que nadie mas tiene, aparentemente.
Dice "prudentemente" sobre la Nueva Misa: "podemos decir objetivamente, como regla general, que es un peligro para la fe asistir a tales Misas". Esta es la primera parte.
Después, se desliza sobre el subjetivismo. Para él, es una cuestión relativa asistir a la Nueva Misa. Para algunos, puede ser malo; para otros puede ser bueno. He aquí sus palabras:
"Subjetivamente, debemos tomar en consideración al individuo, y consecuentemente debemos saber cómo juzgar, como (buen) pastor y no puramente en una manera objetiva, como si no tuviéramos nada que ver con los seres humanos quienes se encuentran por consecuencia, en diversas circunstancias. Esta es la razón por la cual me voy a abstener de decir que, quienes asisten a la Nueva Misa, todos cometen pecado mortal".
¿Cuál es la conclusión de tal declaración?
Evidentemente, no importa realmente si algo es objetivamente malo; porque lo que verdaderamente importa es la percepción del individuo como algo bueno o malo. Esta es la actitud típica judía, en el cual no existe moral objetiva. Si piensas que algo es verdadero; es verdadero para ti.
Obviamente, este tipo de moral o acercamiento "pastoral" deja a un lado toda objetividad.
En el siguiente párrafo Lefebvre se contradice así mismo. Ya se ha manifestado como subjetivista y ahora presenta la cara contraria, la de objetivo.
Adapta sus respuestas no en base a la verdad, sino favoreciendo al subjetivismo. Esta es la razón por la cual es capturado en su misma trampa.
El que lo entrevista le dice: "En un país como Polonia, donde la mayoría de los sacerdotes son ortodoxos, estoy seguro que Su Excelencia, no recomendaría a la población entera dejar de asistir a Misa. ¿No es verdad?
Observemos, la respuesta de Lefebvre:
"Obviamente, la ortodoxia de los sacerdotes no cambia la calidad o situación de la Nueva Misa (aún si el sacerdote es bien intencionado, una Misa dudosa permanecerá dudosa.)".
Un momento antes, Lefebvre declara que la actitud subjetiva de la gente los excusa de cualquier pecado al asistir a la Nueva Misa.
Ahora está tomando la dirección opuesta: no importa cual sea la buena intención del sacerdote, estará ofreciendo una falsa Misa. No existe nada más puntilloso que referirse a la Nueva Misa como una Misa "dudosa".
Cuando Lefebvre se refiere a que los "elementos esenciales" de la Misa han sido "contaminados" notaremos claramente que a toda costa y cuidadosamente evita decirnos qué es exactamente lo que ha sido contaminado en la nueva Misa.
Él es, por su puesto, en la voz de sus fieles seguidores, la única persona "prudente" en el planeta. Todos los demás son pensadores de segunda clase y ni siquiera dignos de ser tomados en cuenta.
En la publicación "The Seraph" desde hace tiempo se ha señalado con anterioridad que la nueva "Misa" no puede ser el sacrificio incruento del Calvario debido a que los protestantes no creen en la Misa.
Sin embargo, el "Papa" de Lefebvre es públicamente fotografiado con seis ministros protestantes, que no creen en la transubstanciación, sin embargo, les agradece su colaboración en la creación de la Nueva Misa.
Retomando el tema de Lefebvre, notamos su típica "prudencia" cuando dice: "... Esta Misa fue creada con la ayuda de protestantes, finalizada en el espíritu del ecumenismo protestante, y que los elementos esenciales de la Misa están mas o menos contaminados. Consecuentemente, la fe ya no es expresada como debería serlo, de tal manera que la gente termina por tener un espíritu ecuménico y un espíritu protestante, lo cual es excesivamente peligroso."
Favor de notar el estilo típico de Lefebvre: quienes asisten a la Nueva Misa terminan con un "espíritu ecuménico y protestante" ¿Pueden creer esto? Además que agrega: "Lo cual es excesivamente peligroso". Evidentemente está dándole vueltas al asunto, sin estar seguro lo que realmente debe decir sobre el tema; mientras que al mismo tiempo no quiere eliminar el apoyo financiero recibido de sus seguidores.
Ya ha sido suficiente la exposición irritante de fraude y engaño remachada sobre la mente de los incautos y del populacho no pensante.
Sin embargo, como indicio de la terrible tragedia y escándalo que los "sacerdotes" seguidores de Lefebvre han causado, podemos señalar la desvergonzada malversación de los líderes de su confianza en los Estados Unidos, quienes robaron dinero donado para las actividades de Lefebvre y sin consideración alguna robaron iglesias que supuestamente eran legalmente propiedad de su organización; quién puede sentirse orgulloso de esta organización, cuando se ha fraccionado tantas veces para formar sus mini sectas y tiene miembros que robaron consagraciones episcopales a través de organizaciones igualmente ambiguas, presentándose como católicas[3].
A simple vista, los hechos de los "buenos sacerdotes" de Lefebvre no son tan edificantes, sin embargo, cuando entendemos las tácticas de estas personas, no es tan difícil ver la transparencia de sus reclamos fraudulentos.
Agregado a todo esto y muchos otros fiascos de Marcel Lefebvre, tal vez el más siniestro y espiritualmente condenable es que, sus propias ordenación y consagración estén bajo sospecha.
Lefebvre mismo declara que: Las órdenes dudosas siempre permanecerán en duda.
Todo lo que hemos presentado a nuestros amables lectores es con el objetivo de señalar que la secta de Lefevbre es una entre muchas otras que no tienen autoridad para hablar o enseñar en nombre de la Iglesia Católica.

CONTINUARÁ


[1] Ver este Canon y su comentario en el Código de Derecho Canónico de 1917.
[2] Lo mismo debe decirse de aquellos "fieles", quienes al menos son sospechosos de herejía y que se apoyan en la supuesta autoridad de los pastores modernistas del Vaticano II. - N. del E.
En la actualidad es fácil ver sacerdotes que no están sometidos a una autoridad legítima, es decir, al obispo,  estos sacerdotes se les llama vagos, y por no estar sometidos a sus legítimos pastores, a los fieles no les es lícito acercarse a ellos. - N. del E.
[3] Entre los aludidos aquí, hay personas que lamentablemente, usted y yo conocemos. - N. del E.

martes, 12 de abril de 2011

¿DESEMPEÑAN CIERTOS SUPERIORES DE LA HERMANDAD SACERDOTAL DE SAN PIÓ X; EN FRANCIA, EL PAPEL DE CABALLO DE TROYA EN FAVOR DE LA "IGLESIA CONCILIAR” Y DE LA MASONERÍA?

Publicamos este artículo del Teólogo Johannes Rothkranz sobre la infiltración (liberal-masónica) en la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Esperamos que sirva para esclarecer a aquellas simples y bien intencionadas almas que aún albergan en sus filas esperanzas de estar en una definición católica correcta.., que a todas luces no lo es.


Los textos en negrita y subrayados son nuestros.

REVELACIONES

Mag. Theol. Johannes ROTHKRANZ
En   KYRIE ELElSON,    27Jahr. 1998, 1, Jan.- Marz (pp.63-82)


Prólogo de Rothkranz.-

La posición de la Hermandad Sacerdotal de San Pío X respecto de la Sedevacancia,  se hace cada día más insostenible. No obstante, res­pecto de la cuestión, no se trata, en absoluto, oficialmente entre los Sacerdotes de la Hermandad. Esto parece tanto más grave, cuanto que van tomando cuerpo indicios, que infunden la sospecha de que la "postura" de la Hermandad Sacerdotal, en este punto decisivo, está teledirigida por los enemigos jurados de Cristo y de su sola verda­dera Iglesia.
De antemano, aparece claro lo siguiente: Quien todavía, en la actualidad,  sigue afirmando de sí (y de su seguidor) que está en co­munión ("una cum") con el seudopapa K.W. [Karol Wojtyła], masónicamente dirigido y se esfuerza, ahora como antes, por llegar a una unión con Roma, des­empeña, objetivamánte, el papel de Sión y de las logias. Sin embar­go, en vista de las claras pruebas teológicas que corroboran la exis­tencia de la Vacancia de la Santa Sede, muchos sacerdotes de la Hermandad (uno de ellos me lo notificó, incluso por escrito) ya no comparten ese perverso juego seudo papal,  si no fueran obligados a ello por sus superiores.
Por qué esos Superiores intentan sofocar, a fuerza bruta, todo movimiento sedevacantista, entre sus sacerdotes, puede tener varias causas,  sobre algunas de las cuales,  se ha escrito ya en esta publi­cación. Una posible causa fue ya expuesta; no obstante, a falta de pruebas contundentes,  se ha debilitado. Se trataba del influjo o, incluso, de un manejo secreto masónico de la Hermandad desde la cúpu­la. La simple mención de este punto excitó, a la sazón, un sobresal­to general del público...
Tampoco, en esta ocasión, es posible acusar a ningún miembro directivo de la Hermandad, en concreto, de pertenecer a una Logia; sin embargo,  son contundentes, ciertas informaciones seguras sobre algo muy concreto: la escandalosa manera de comportamientos amigables con las logias de dos miembros de la Hermandad Sacerdotal, del dis­trito francés.
En esta ocasión, estas informaciones son fidedignas, por proce­der de mi informador personal, incondicional y fidedigno, que me ha ratificado, varias veces y de manera precisa, de que cada detalle mencionado corresponde exactamente a la realidad.
La siguiente documentada carta apareció en el núm. 94 (Oct. 1984) Del "BULLETIN DE L 'OCCIDENT CHRETIEN"
El editor francés de esta carta abierta ha manifestado, expre­samente, que él, aún hoy, se atiene a cada una de las líneas de la susodicha carta y no revoca ni una sola de sus palabras.


CARTA ABIERTA AL Rev. PADRE AULAGNIER,  SUPERIOR DE DISTRITO DE LA HERMANDAD SACERDOTAL DE SAN PIÓ X en FRANCIA.

Comienza citando a Amós, 5,15 y Sab. 8, 13.

Rev. Padre: Vd. podrá afirmar e, incluso, podrá hacer creer que está de parte de la Verdad; pero, en realidad,  se le debe reconocer por el grado de aversión que siente por el error; y, asimismo, se debería añadir, por la manera, en que Vd. detesta a los partidarios del error, o no.
Tras la última aparición del último núm. del B O C, que contenía los estudios sobre la ORGANISATION CHRETIENTE-SOLIDARITE,  se prestó Vd. amablemente a aceptar mi invitación.
De lo que entonces comentamos, me parece muy importante y graví­simo para el último reducto de los católicos. Este último reducto o grupo de Tradicionalistas (100.000?)  es la herencia de siglos de fe, una herencia que agradecemos a nuestros padres.
Todas las fuerzas del infierno y sus huestes trabajan, con el fin de sumergir en el error a este último reducto. Sus métodos son múltiples: falsas apariciones (Medjugorje, Dozulé, Espis, Le Frechoux, San Damiano, etc.), callejones sin salida, doctrinas erróneas, sutilmente encubiertas, persecuciones, pasiones promovidas, otras pruebas; da tal manera, que se puede decir que los auténticos católi­cos van disminuyendo, en lugar de aumentar.
Como Superior de Distrito de la H.S.S.Pío X, tiene Vd., dentro de la misma, una posición elevada, una posición, cuya importancia con la muerte de los sacerdotes diocesanos viejos, que aún quedaban, cre­ce, de año en año. Vd., por tanto, entiende por qué nosotros, los católicos laicos, seguimos, con la mayor atención vuestros proyectos e iniciativas.
En el transcurso de nuestra conversación, me hizo Vd. participa de algunas valoraciones, que me parecieron decisivas:
a) Vd., en primer lugar, me aseguró de su adhesión al texto de nuestro estudio sobre la "CHRETIENTE-SOLIDARITE", y sobre lo cual, me aclaró, por añadidura, que Vd. había advertido a los sacerdotes de vuestro Distrito acerca de esa Organización y me recordó que ha­bía sido delante de todos Dom Gérard, que había procurado el éxito de Romain Marie.
b) Vd. me dijo que compartía nuestra opinión sobre Madirán y sobre Michel de Saint Piérre. (Nota del Editor: Jean Madirán, Editor y Redactor Jefe del periódico conservador PRESENT, así como de ITINERAIRES, sostiene férreamente la legitimidad de W.[Karol Wojtyła] y exige a pesar de todas las críticas contra él y la Iglesia, conciliar-obediencia al Sto. Padre. M. es, muy probablemente de ascendencia judía y, tal vez, de fidelidad.)    (Sobre M. de S. Piérre: Es muy probablemente marrano. Autor contado entre los de confianza de los seguidores de Mons. Léfebvre.)
c) Vd. Me aclaró, posteriormente, que Dom Gérard era el hombre que habría de reconducir a los fieles de la Tradición a J.P.II, así como sus reservas respecto del mismo.
d) Por último, la conversación recayó sobre Gustavo THIBON. (No­ta de J. Rothkranz: "Filósofo, que, en apariencia,  se ofrece como un fiel tradicional, y, por desgracia, ejerce un enorme influjo entre los aún verdaderos católicos de Francia). Me dijo Vd. que era gnósti­co;  que no era practicante y que no creía ni en la Encarnación ni en la resurrección de Cristo.
Sobre este extremo, quise cerciorarme por mí mismo. Después de, haber leído su libro: ENTRETIENS AVEC CHRISTIAN CHABANIS,  encontré confirmadas vuestras declaraciones. Visité al Sr. Thibon,  en St. Marcel d 'Ardeche, con el fin de recabar de él una aclaración. Después de una hora de charla,  sus declaraciones rebasaron todo lo imagina­ble. No sólo no cree en la Resurrección, pero, ni siquiera cree en los milagros, ni en el Espíritu Santo, ni en el Antiguo Testamento, ni en el juicio personal, tras la resurrección de los muertos.
Se ha construido su propio sistema, en el que incluye un dios a su medida. Todo lo demás queda en la sombra del escepticismo. Real­mente, es un discípulo de la Gnosis. Venera, en alto grado, a Guénon.  (Aclaración de J. Rothkranz: Masón del grado 33...de la rama es­piritual satánico-gnóstica de la Masonería.)
Es horroroso observar que se permita considerarlo como filósofo católico y que Vd. nada me dijera al respecto.
Tras estos puntos de conversación, que me animaron, al consta­tar que éramos de la misma opinión, le manifesté a Vd. mi sorpresa por su doble lenguaje, discrepante en público y en privado. ¿Cómo pueden discrepar tanto, una conversación pública de una privada? ¿Cuál es, pues, la verdadera   versión?
Vd se ha hecho responsable de lo que dice. La confabulación le rebasa y no la puede controlar... Acto seguido os rogué que me conta­ra algo sobre el CLUB DE LOS HOMBRES LIBRES, en el cual, Vd. tuvo una conferencia. Vuestra reacción a mi demanda fue más expresiva que lo que Vd. dijo. Durante 10 minutos Vd. estuvo muy excitado y repi­tió cuatro veces. ¿De quién ha Sabido eso? Le repliqué que eso era asunto mío. Entonces, durante 20 minutos, Vd. intentó persuadirme que no me precipitara, en mi juicio temerario, ni sacar conclusiones, y repitió varias veces: "Yo no soy masón", a pesar de que yo no le había hecho ninguna pregunta al respecto. Esa reacción me impresionó mucho.
Según su declaración, muy densa, EL CLUB DE LOS HOMBRES LIBRES, fue fundado después de la gran Guerra de 1945, en Versalles, por los petainistas y por los partidarios de la resistencia, para los cuales, la defensa de las ideas de los derechos era un deseo.
Este Club se reúne una vez al mes, para debatir diversos temas alternativos.
Lo que tal vez no sabrán es que ese Club es la antesala de otros grupos esotéricos, que hacen pensar en aquellos que reunía el Barón de Holbach, amigo de Voltaire y de los Enciclpedistas... ¿Los amigos de la libertad? 0, empleando una expresión de Madirán ¿Los ma­tones en la sombra?"
A dichos grupos pertenecen, o han pertenecido, J. Madirán, Luis Salieron, el Abate Luc Léfevre, Gustav Thibon,  el Almirante Auplan... Michel de Saint Piérre, así como otros más, que conocemos y cuyos nombres daremos a conocer, tan pronto como sea útil. Pues,  "nada hay oculto... (Mat. 10,26)”.
Esto es, probablemente, lo que explica muchas de las transfor­maciones,  en el campo de los derechos tradicionalistas, desde hace 20 años.
Nuestra atención había sido ya suscitada por la declaración de Alec Mallor, que, en uno de sus libros, dijo que muchos masones, de acuerdo con un adiestramiento en las logias,  se habían adherido y-alis­tado, sin el menor complejo, en las filas tradicionalistas.
El Ab. Henri MOURAUX me contó que, encontrándose, de paso, en San Nicolás, se le había auto presentado un señor como Maestro de sede de una Logia. Por otro lado, un amigo, durante una sesión en una gran ciudad francesa, nos dijo que sus hermanos, algunos de los cuales, eran masones, le hacían objeto de mofa y le decían: "VUES­TRO TRABAJO ES INÚTIL, PUES, HAY MUCHOS MASONES EN LA CÚPULA DE LOS GRUPOS TRADICIONALISTAS."
En transcurso de nuestra conversación, se llegó a tocar tam­bién el tema de la HERMANDAD SACERDOTAL SAN PIÓ X. Yo le manifesté mi desencanto sobre el hecho de que para Vds., en la oposición a Juan Pablo II, que, precisamente, es tan importante como la que hu­bo a la ejercida contra Pablo VI, no la ejercen cual se debe.
Acto seguido, le manifesté que me daba la sensación de que la HERMANDAD no tuviera otro vínculo más propio; ni la Verdad, ni la Misa, ni el Concilio, ni la Doctrina tradicional, sino únicamente con Mons. Léfebvre, como si todo se fuera á desplomar, cuando él llegara a faltar.
¿No han perdido Vds. la mitad de los sacerdotes de la primera generación? Expresé mi temor de que nosotros, los laicos,  seríamos las víctimas. Ya lo fuimos en 1958, por parte de obispos y sacerdo­tes y la misma escena parece repetirse hoy.
Con demasiada frecuencia, tropezamos, entre los sacerdotes de hoy, con aquellos que conocimos bajo Pío XII: ninguna solidez en la doctrina de la Fe; ningún gusto por la lucha; ningún recelo del ene­migo; una profunda mediocridad en la vida espiritual.., y pavor a la verdad y a los hechos reales... pocas conversiones serias, y una per­manente postura de ataque contra aquellos que desean permanecer fir­mes.
Es cierto que existen algunos de una bizarría notable y algún esfuerzo en el sector docente; pero, tras de esa fachada, no se en­cuentra ni la enseñanza, ni la conducta espiritual de los santos.
Se podría decir que Vds. tiene como única política no tener ninguna sólo la de capear los acontecimientos. Vd. me echó en cara "anticlericalismo"......
Hace poco nos advirtió Ploncard d'Assac, en una de sus últimas cartas circulares, de que el Gran Oriente   había decidido banalizar el Nazismo y enaltecer las Fuerzas de la Extrema- Derecha.- ¿No cree Vd. que, en este momento, deberían darse la cordura y la vigilancia?
Ya, en lo que es propio de los clérigos, se nos dio, una vez, escándalo,  en especial, por la manera,  en que ellos manejan los do­nativos, que se les entrega. Se puede decir que muchos tienen una idea liberal,  incluso revolucionaria de la propiedad; administran y hacen con los donativos de los fieles los que les viene en ganas.
Recibimos más de 200 cartas desesperanzadoras de familias, que solicitaban becas, para dar una formación cristiana a sus hijos... ¿Es que no se da una prelación en las obras del amor al prójimo?...
Y Vd. nos acusa de ser anticlericales! Lo seremos,  incluso más, al ver cómo trabajan en favorecer a LE PEN (Nota de J. Rothkranz: LE PEN es el Caballo de Troya de los masones,  en la cúpula de la Ex­trema Derecha francesa)  que celebran la Misa en la fiesta de los BLAU-WEISZ-ROTEN (nota de J. Roth.: Asimismo, LE PEN, emplea en su emblemas esos colores nacionales de la desacreditada, cruenta, an­ticristiana Revolución francesa), después de haber estado bailando, durante toda la noche.   ...
Vd. omite recordar esto que se debe temer más en aquellos que matan las almas, que los que matan el cuerpo. Vd. dispensa una seguri­dad moral al comportamiento de éste, que implica a nuestra inexperta juventud en una falsa lucha. Nosotros somos anticlericales, en nom­bre de muchos clérigos: Card. Pie, Mons. Delassus, Mons Segur....Y nosotros, incluso, atacamos vuestro anticlericalismo. ¿Qué se les ha perdido a Vds en esa equívoca organización de LE PEN?
¿Cómo, pues, montar guardia en la salvación de las almas, así como en favor del Reinado social de Cristo? ¿Es que no tienen Vds. nada mejor que hacer? ¿No os basta la defensa de lo sagrado, de la Verdad, que se os ha encomendado?
¿Qué pues, deberla ocultar Vd. a vuestra sotana, en el escaño parlamentario, al secundar a LE PEN, contra aquellos, cuya opinión Vd. comparte en privado? ¿Ha olvidado Vd. que, en la Cristiandad, hay dos espadas, la espiritual y la mundana....?
¿Ha olvidado Vd. que la única misión de la Autoridad clerical, en el orden temporal, se limita a la doctrina de la fe (cosa que Vds., en general, no hacen) y no dedicarse a complacer a los detenta­dores del poder...?
Vd. llama a este dejar hacer "habilidad inteligente". Dios se reserva el derecho de extirpar la cizaña de raíz. ¿Quiénes son sus verdaderos amigos: los que se encaran con Vd. un poco fuerte, o los que os implican en una lucha funesta? Para terminar os recomiendo este axioma ["No quieras reprender al mofador, para que no te aborrezca"]( Prov. 9,8).

De Saint Hilaire. Fiesta de San Remigio, Apóstol de los franceses.)

COMENTARIO A LA CARTA DEL DOCTOR JOHANNES ROTHKRANZ

.....El P. Aulagnier fue, primeramente, director de la publica­ción francesa de la HERMANDAD SACERDOTAL SAN PIÓ X "FIDELITER;  lue­go fue Superior de Distrito e, incluso, primer Asistente del Superior General; actualmente, es el segundo Asistente del Superior General y, pertenece, por ello, a la troica directiva de la HERMANDAD.

Todo esto podría pasar,  si… pero, de esto, no se puede, por desgracia tratar.
El P. Aulagnier mantiene, aún hoy, contacto con el público que se reconvierte a la Iglesia conciliar, con el tránsfuga Dom Gerard, respecto del cual, él,  en 1984,  se mostraba reservado...
En 1985, apareció,  en una publicación católico-tradicional "Edition Sainte Jeanne d'Arc., una nueva edición del famoso libro "Etudes sur la Revolutión" de P. Cloriviére, que ofrece el mejor análisis, por parte católica, de la Declaración anticristiana de los Derechos Humanos. El P. Aulagnier, entonces, ya, de nuevo, Director de FIDELI­TER, reclamó un ejemplar crítico de la misma, y ofreció, un año más tarde una nueva edición de ese libro, pero, con recortes, sin comen­tarios, y detraídas aquellas 40 páginas, en que el P. Cloriviére había establecido las condiciones para una restauración duradera de una Sociedad verdaderamente católica en Francia.
En 1988, hizo la recensión del libro del P. Daniel Le Roux: Piérre m'aimes-tu?" Originalmente, y con la aquiescencia de Mons. Léfebvre, cada capítulo, terminaba, invariablemente, con esta pregunta: "¿Pero, puede esta gente ser sucesor de Pedro?"... Esto se eliminó, en la edición definitiva, gracias al P. Aulagnier. El P. Roux, que está ahora en el Canadá, ha caído en una depresión.
Fue, también, el P. Aulagnier el que se negó, rotundamente, a publicar en FIDELITER, un libro que ponía al descubierto a la Socie­dad de masones, al que precedía un prólogo dedicado a Mons Léfebvre. El libro EL DECÁLOGO DE SATANÁS, tuvo que ser publicado en offset en otra editorial.
Sacada la cuenta, el P. Aulagnier es el principal responsable de que la TRADICIÓN CATÓLICA,  en Francia, haya perdido considerable es­píritu de lucha. El, sobre todo, ha reactivado a los liberales y ha paralizado a los antiliberales.
El P. Aulagnier fue el responsable principal, que sacó de la Her­mandad, a los tres pp. Belmont, Guépin y Seuillot, por el solo moti­vo de inclinarse al Sedevacantismo.
Asimismo, la situación eclesiástica espiritual de los colegios de la H.S., en Francia, se ha maleado significativamente bajo su égi­da. Los alumnos son educados en un espíritu liberal; hay pocas vocaciones muchos, acabado el bachillerato, dejan de ser practicantes.
El P. Aulagnier no ha hecho una iglesia de catacumbas, en Fran­cia, sino, al contrario, una iglesia de palacios. Esto, echando a un lado realidades que se pierden de vista, de que la abierta persecu­ción cristiana se aproxima, a grandes pasos, por medio de un poder ca­si todo poderoso estatal-mundial.
Una gran parte de la situación de inmovilidad de la Fraternidad, en Francia, ha sido introducida en su nombre.
El gobierno de izquierdas, bajo el influjo de la masonería ha promulgado una ley, en que se prescribe que las herencias sólo se pueden realizar a nombre de personas físicas. Consiguientemente, todas las fincas y casas, dejadas o legadas a la H.S., deben registrarse sólo a nombre de personas físicas deter­minadas. Esto significa,  indudablemente, que el P. Aulagnier, en ca­so de conflicto, posee una importante prenda (o baza) ante la HER­MANDAD. Si algún día abandonara la H., esta perdería, de sopetón, en muchos lugares, sus casas!
Así que no es posible alejarlo de su posición relevante en la Hermandad...
Tal vez, no se podrá cambiar de opinión, respecto de la Sede-vacancia,  sin su voluntad...
Cuando el P. Aulagnier, pocos años antes de ceder la dirección de FIDELITER,  ocupó su puesto el P. Gregoire Célier, que es el ac­tual director. También,  este presenta toda una serie de indicios de que su lealtad, en todo caso, no es aplicable a la incansable de­fensiva del batallón liquidado de la Santa Iglesia contra la Sina­goga de Satanás.
Célier se autopresenta, desde hace algún tiempo, en cada nuevo Catálogo de libros, publicado por él  "FRANCE LIVRES-CLOVIS". Y su foto (que se ve en la pág. 76 de este núm. de K= E.) muestra dos peculiaridades.
1) Su pose conscientemente elegida -es evidente- es una de las señales de la Logia, usada frecuentemente en la prensa dirigida. La prueba de esto se encuentra en mi libro ilustrado en diagonal: SIG­NOS MASÓNICOS EN LA PRENSA.........
2) El edificio, que aparece detrás de su fotografía, no es, precisamente, la iglesia parisina, administrada por la H. S., o San Nicolás de Chardonnier, o algún otro edificio católico, sino la Sede del Senado francés, corporación, como se sabe, controlada por los masones, cuyo Presidente fue, durante muchos años, ALAIN POHER, masón del grado 33 (y varias veces, presidente interi­no de la República francesa).
Célier mantiene estrechos contactos con una serie de figuras muy sospechosas. El no tiene ninguna vinculación directa, ciertamente, con el profesor Jean BORELLA, docente de la Universidad de Nancy II, gnóstico acreditado y partidario de la doctrina esotérico-satánica del grado 33 Rene GUENON.
Borella, a pesar de su posición, ha logrado penetrar en muchos sitios, en los medios tradicionalistas. Aparecieron dos artículos del mismo, en los núms. 1 y 2 del periódico "VU DE HAUT", del Ins­tituto Universitario de la H.S. de S. Pío X, en París.
Además, El Editorial de FIDELITER, dirigida, entonces, por el P. Aulagnier, lo publicó como su libro preferido. Era una novela pa­ra niños con el título "Quete de Raphael", que contenía la leyenda gnóstica-satánica como tema! Escribía el Prólogo Borella y ese prólogo no era otra cosa que el grito de triunfo de un activista de la Sinagoga de Satanás!
J. Borella inoculó, en su día, una doctrina de Rene Guénon a un seminarista, de nombre Alain LESCHENNE, en Econe, que, posterior­mente, fue Prior en Dijon, antes de que emigrara, definitivamente, a la Hermandad de San Pedro. También este perteneció, antes de su par­tida, a los amigos particulares del Padre Célier.
Estrechos, hasta hoy en día, son los vínculos que el P. Célier mantiene con Yves GHIRON, uno de los seguidores de los gnósticos Borella y de Guénon. Hasta que él fue desenmascarado, públicamente, en los círculos tradicionalistas, entre los que era reputado, fue, bajo su verdadero nombre de GHIRON, el editor de una colección, en la Edi­torial esotérico-ocultista-masónica "PARDES"...
A partir de la "conversión" de este, el P. Célier es enconado ad­versario de todos los que combaten la Gnosis masónica; en especial, de aquellos que pertenecen a la escuela del benemérito, ya fallecido, Jean VAQUIE, así como de Etienne GOUVERT.
En 1993, publicó un folleto, con el irónico título: "LA ESCUELA DEL CUADERNO BARRUEL: EL FUTURO DE UNA ILUSIÓN.", contra el Boletín fundado por Vaquié y Gouvert: Boletín de la Sociedad Agustín Barruel.
El Copyright del folleto susodicho que, al menos,  indirectamen­te, defiende a la anticristiana Gnosis de "Editions GRICHA, justamen­te, como luego, la de todos los libros de la Editorial   FIDELITER... y la explicación de ese nombre (GRICHA), se suministra en la ta­pa del mismo folleto. En el impreso consta un dibujo de un gato con el lomo encrespado, encuadrado en una leyenda que dice: "La nuit tous les chats son gris".   De ahí GRICHA. El honorable padre, pues, sabe y conoce perfectamente su significado.
El eventual control de sus de sus ambiguos contactos, por medio de sus superiores, sabe evadirse hábilmente el P. Célier, al señalar, en todos sus folletos como dirección meramente suya: Of. Postal en París...
El celebrado apoderamiento de la iglesia parisina de S. Nicolás de Chardonnet tiene, por lo demás, un reverso, aún poco conocido. El hecho de que el edificio no haya sido devuelto, hace ya años,  se debe-, especialmente, a, la postura de Madame Bernardette CHIRAC, o sea, la esposa del antiguo Alcalde de París y actual Presidente de Estado, del masón empedernido Jacques CHIRAC.
La colaboración seudopapista con la Iglesia, conciliar, goberna­da por el enemigo, tiene,  pues, su precio.
Aun cuando se puede salir de esta situación,  -partiendo de la ba­se de que la mayor parte de los padres de la, H.S.S. PlO X,  se compone de almas sinceras y que sinceramente desean servir a la Iglesia, los documentos mostrados indican, que son demasiado débiles para empren­der esa empresa. No se puede resistir a la infiltración del enemigo, en sus propias filas, incluso en los rangos superiores.


Agradecemos a un sacerdote amigo que nos haya facilitado el presente artículo. Deo gratias.

EL CARÁCTER HETERODOXO DE LA RESISTENCIA LEFEVBRISTA

El autor de la presente publicación, el Dr. Homero Johas, no es muy conocido dentro de los círculos intelectuales católicos tradicionales chilenos. El profesor Johas es un destacado intelectual brasileño, doctor en filosofía, residente de Río Janeiro, que se ha especializado en estudiar los problemas que aquejan a la Iglesia de nuestro tiempo. El autor fue muy recomendado y estimado por el fallecido Arzobispo S.E. Mons. Antonio de Castro Mayer. El presente artículo nos lo ha facilitado el R. P. Manuel Martínez de la Fundación San Vicente Ferrer de México.


Los textos en negrita y subrayados son nuestros.




"Ne innitaris prudentiac tuae". 
"Hijo mío, no te olvides de mi ley,
guarda en tu corazón mis preceptos (...) no te apoyes en tu propia inteligencia".. 
(Prov. III, 1-5.)


I - EL CAMINO PERSONAL LEFEVBRISTA

Cuando Marc Sangnier a comienzos del siglo XX resolvió "tracer son sillón", imprimir su surco en los caminos católicos "bajo apariencias brillantes y generosas, pero muchas veces carentes de claridad, de lógica y de verdad", San Pío X fue penetrando de a poco en las "tendencias inquietantes" del movimiento y viendo que "sus fundadores, jóvenes, entusiastas y llenos de confianza en sí mismos, no estaban suficientemente armados de ciencia histórica, de la sana filosofía y de robusta teología para afrontar sin peligros los difíciles problemas a los que habían sido arrastrados (...) para defenderse, en el terreno de la doctrina y de la obediencia, contra las infiltraciones liberales y protestantes" (Notre Charge Apostolique).

Hoy día, con Monseñor Lefebvre y sus seguidores parece ocurrir lo mismo. Recientemente, un sacerdote de su Fraternidad publicó once textos escogidos del prelado relativos a su doctrina sobre el papa ("Roma Aeterna", Buenos Aires, № 107, diciembre de 1989).

Ellos arrojan luz sobre la naturaleza de la "resistencia" que predica y practica contra las leyes tradicionales e infalibles de la Iglesia. Se oculta la resistencia ilícita bajo el sofisma de una resistencia lícita a un papa simplemente "malo" y "errante". Y viene envuelta "bajo la apariencia de piedad" (II Tim 3,5), de virtudes cristianas, y bajo el pretexto aparentemente laudable de cumplir el "deber de defender nuestra fe".

Sin embargo, el ejercicio de este deber es colocado bajo el mismo "proprio libero consilio" de la Libertad religiosa que el Vaticano II proclamó como un "derecho" natural del hombre.
Se hace ésta supuesta "defensa de la fe" cambiando la fe sobre la Iglesia y pervirtiendo la moral católica. Es necesario pues decir claramente un "si, si, no, no"  respecto a sus doctrinas, sin los falsos pudores del "no polemizar" ecuménico que "respeta" los errores ajenos.

Los "papas" Pablo VI y Juan Pablo II lideraron a los ecumenistas; los cardenales Alfrink y Willebrands a los carismáticos; los cardenales Anís y Lorscheider, a los "pobres" de la "Teología de la liberación" socialista. Y, finalmente, monseñor Lefebvre y dom Mayer pretendieron liderar una facción que defendería la fidelidad a la Tradición católica  y "resistiría" los desvíos doctrinales de los demás.

Pero, todos ellos obraron con una doble resistencia: una, específica, oponiendo las facciones entre sí unas a otras, y otra, común a todas ellas, contra el Magisterio tradicional doctrinario y canónico.
No se condena a esas facciones por aquello en que coinciden con el Magisterio tradicional, por las verdades que afirman, sino por sus errores, en lo que se apañan de aquél.

Una característica común a todas ellas es la verbosidad no común, pero sin mencionar ninguna cita del Magisterio tradicional en apoyo de la doctrina personal que siguen, en los puntos esenciales de su propia "resistencia" al Magisterio tradicional. Allí no apelan al "criterium fidei".
Eso era menos evidente en monseñor Lefebvre y en dom Mayer por el hecho de que despertaron la confianza hacia ellos denominándose defensores de la Tradición. Pero, al poco tiempo, esto se fue volviendo más claro a partir del hereticismo que defienden.

No los vemos que vayan a buscar ningún apoyo en la Tradición en cuanto al pretendido "derecho" y "deber" de no obedecer al Magisterio tradicional durante décadas, de reconocer como papa "válido", a quien durante más de dos décadas predica públicamente doctrinas heréticas; ni en cuanto a una Iglesia "imperfecta" a punto de tener a herejes públicos como sus gobernantes; ni en cuanto a la moral "relativista de situación; ni en cuanto a la adquisición de la jurisdicción simplemente por el sacramento del Orden; ni en cuanto a poner en duda las normas infalibles del Derecho Público de la Iglesia.

Monseñor Lefebvre juzga "dura" e "injusta" la sumisión a las leyes de la Iglesia y dom Mayer opina que la obediencia a éstas causaría "un grave perjuicio a las almas y a la Iglesia" ("La nouvelle Messe", p.277). Los Lefevbristas miran con desprecio y peyorativa depreciación a los que denominan los "obedientes", los "ultras", los "radicales", los "muy lógicos", los "defensores de la ortodoxia", quienes obrarían así por "intelectualismo geométrico".

Sus opiniones sobre la permanencia de la jurisdicción en los herejes públicos ayudan sin duda a la pérdida de la fe por parte de millones de almas; pero ellos se presentan como obrando así por "el bien de las almas y de la Iglesia". Invierten la noción de bien y de mal.

Todas las herejías, directa o indirectamente, gravitan en torno a la autoridad del sucesor de Pedro. Unos no la reconocen; otros "le atribuyen indulgentemente al Pontífice romano un primado de honor (...) procedente de cierto consenso de los fieles" (Pío XI, Mortalium ánimos).

Los dos prelados pertenecen a esta segunda especie. Afirman reconocer al hereje público como papa "válido", pero hablan de él como de un simple "orientador" de los fieles (cfr. Hirpinus), al que no es necesario obedecer cuando se discrepa con él.

Esto equivale a negar el "veré proprieque jurisdictionis primatum" (Vaticano I: D.1823; D.S.3055) y el poder de"ordenar por leyes y de coaccionar y compeler por el juicio extemo y penas salutíferas a los desviados y contumaces" (Pío VI, D. 1505; D.S.2605). Se transforma por lo tanto el primado papal en un mero poder de "inspección y dirección", doctrina condenada por el Vaticano I (D.l 831; D.S.3064).

Monseñor Lefebvre por lo tanto no se somete a la ley de la vacancia de "cualquier cargo" eclesiástico (Canon 188, n.4): "Dios no podría permitir una vacancia tan prolongada", declara contra esa ley de la Iglesia.

Ahora bien, Dios no determinó la duración de esa vacancia: ella ya ocurrió más de 260 veces en la Iglesia con duraciones variables y "magis et minus non mutat speciem". De allí que si fuese imposible una vez, todas lo serían.

esa duración es mayor hoy, sólo por esa misma "resistencia humana" a la ley de la vacancia, por parte de aquellos que tienen el deber de extinguirla y que quieren prolongarla, estableciendo a un hereje público en el papado. Sustituyen la Sede vacante temporaria y fáctica por una sede vacante doctrinaria y atingente a la naturaleza de la Iglesia, la cual se ve así pervertida. Si Dios "no podría permitir una sede vacante prolongada", ¿podría permitir el hereticismo prolongado sin que eso mudase la naturaleza de la Iglesia?
Todo hereje es cismático, no se somete a la autoridad del cargo papal: él se obedece a sí mismo y "adhiere" al papa "a la medida" de sus decisiones personales.

Establece, pues, el prelado de Ecóne otra "Iglesia" y otro régimen jurídico dentro de ella. Es fundador de la "iglesia" que establece la sede vacante perenne de derecho, al no someterse a la ley de la sede vacante temporaria de facto.

La "resistencia" de los dos prelados es por lo tanto resistencia contra la autoridad de la Iglesia tradicional y contra el derecho divino: "Quien resiste al poder, resiste a la ordenación de Dios y los que resisten ellos mismos se acarrean la condenación" (Rom. XIII,2). No basta decir exteriormente que se "resiste" al ecumenismo del Vaticano II: varias sectas también resisten a él. Tal "resistencia" no es criterio de verdad.

II - EL DERECHO Y EL DEBER DE DESOBEDIENCIA A LA CÁTEDRA DE PEDRO
II.1. El "derecho de discutir" y de "oponerse" a lo que viene de Roma

Para un análisis más objetivo sobre las doctrinas de Monseñor Lefebvre citamos sus proposiciones de diferentes fechas sobre la sumisión al papa, según fueron dadas por los textos anteriormente indicados.

El 29 de junio de 1982 niega genéricamente que no se pueda "hacer algo que se exponga a lo que viene de Roma" y que "debamos aceptar todo lo que venga de allí".

El 5 de julio de 1982 expresa así su doctrina:
"Algunos insisten sobre el carácter de la asistencia divina al papa y que, por ella, él no se puede equivocar; luego, hay que obedecer; por consiguiente, nosotros no tenemos el derecho de discutir lo que él hace o lo que él dice. Esta es una obediencia ciega que no es conforme a la prudencia (...)".
"Hay dos principios de solución: afirmar que el papa dice herejías y por consiguicnte no es papa; es un intruso, no debemos obedecerle. O cuestionar en qué medida las promesas de Cristo de asistir al papa le dejan a él la posibilidad de realizar ciertos actos o de decir ciertas cosas que, por su propia lógica, le hacen a los fieles perder la fe. En qué medida son compatibles las promesas y la destrucción de la le por negligencia, omisión o actos equívocos".

El 17 de marzo de 1977 afirma:
"Si el papa fuese apóstata, hereje o cismático, según la opinión probable de algunos (si ella fuese verdadera) el papa no seria papa y, por, consiguiente, estariamos en la situación de sede vacante. Es una opinión. No digo que no pueda tener alguna probabilidad; pero no creo que esa sea la solución que debemos tomar y seguir".

El 16 de enero de 1979 declara:
"Decir que porque alguien ataca nuestra fe es hereje, luego ya no es más autoridad, luego sus actos no tienen ningún valor (...). Atención (...). No nos metamos en un círculo infernal del cual no sabemos salir. En esta actitud existe un verdadero peligro de cisma".
En marzo de 1986 afirma:
"Es posible que estemos en la obligación de creer que este papa no es papa. No quiero decirlo todavía de un modo solemne y formal; pero, parece que sí, a primera vista, que es imposible que un papa sea pública y formalmente herético".
En septiembre de 1982 dijo:
"La corrupción de las ideas en la Curia Romana es tal que algunos de sus miembros se arrogan derechos ilegítimos especialmente en la Secretaría de Estado".

El 29 de junio de 1982 afirma:
"¿Estamos obligados a seguir el error porque él nos venga por la vía de la autoridad? Así como no debemos seguir a padres indignos que exigen que hagamos cosas indignas, igualmente tampoco debemos obedecer a los que exigen que reneguemos de nuestra fe y abandonemos toda la Tradición. Esto está fuera de discusión".

En septiembre de 1982 declara:
"Unos dicen: los actos de Roma son tan malos que el papa no puede ser papa legítimo; es un intruso. Por lo tanto, no hay papa. Otros afirman: el papa no puede firmar decretos destructores de la fe; por lo tanto, estos actos son aceptables, se les debe sumisión.
La Fraternidad no acepta ni una ni otra de estas dos soluciones. Apoyada en la historia de la Iglesia y en la doctrina de los teólogos ella piensa que el papa puede favorecer la ruina de la Iglesia escogiendo y dejando obrar a malos colaboradores, firmando decretos que no comprometen su infalibilidad pero que causan un daño considerable a la Iglesia (...).
Nuestra desobediencia es aparente; es una obediencia verdadera a la Iglesia y al papa en cuanto sucesor de Pedro y en la medida en que él continúe manteniendo la Tradición".

II.2. La "no aceptación" de la autoridad de la Iglesia tradicional

Con estas espantosas palabras el prelado trata de ocultar, bajo las apariencias de una no obediencia a un hereje público, su propia insumisión a las leyes tradicionales del Derecho Público de la Iglesia sobre los herejes públicos, a las leyes de los delitos contra la unidad de la fe y a la ley sobre la vacancia de los cargos eclesiásticos.

El no invoca Magisterio tradicional alguno en apoyo de su doctrina; antes bien, convierte las leyes de la Iglesia en simples "opiniones" que aunque afirma que son probables, niega que sean la "solución".

Así, él ni siquiera afirma que el papa sea hereje, de acuerdo con el canon 2315: "Sea tenido como hereje", sino sólo habla de un papa en un simple "equívoco" accidental y de un papa "malo", como si el delito no fuese en materia de fe, sino en materia moral y de simples "colaboradores malos".
"Decretos" que causan "la destrucción de la fe" no son, sin embargo, simples actos contra la moral, sino contra la fe. Los delitos del "apóstata, hereje y cismático" no son de la misma naturaleza que los delitos contra la moral, contra la justicia en el ejercicio del cargo si la persona lo posee. Exigir "renegar de nuestra fe y abandonar toda la Tradición", no es un mero acto de un "padre indigno" que "exige de nosotros cosas indignas", sino un acto de un hereje o apóstata público o infiel.

Entonces, monseñor Lefebvre trata de enmascarar la naturaleza del delito papal en cuestión por "no aceptar" las leyes tradicionales sobre "herejía, apostasía y cisma". Sería "peligro de cisma" someterse a las leyes de la Iglesia sobre delitos de cisma. Aceptar la ley de la obediencia a un papa "válido", simplemente "malo""injusto" o"indigno" sería "obediencia ciega"  y en esto tampoco acepta él al Magisterio católico.

El quiere volver "compatibles" cosas que el Magisteno de la Iglesia enseña que son incompatibles: "Un papa puede firmar decretos que causan la destrucción de la fe, la ruina de la Iglesia". Y no distingue entre un "equívoco" momentáneo y decretos que permanecen durante décadas como leyes canónicas y Magisterio doctrinario; ni vacancia, ni hereje, ni obediencia, ni régimen no nocivo ni peligroso. Él ni siquiera sabe si un papa "apóstata" deja el cargo papal. "No es la solución", dice.

Su moral erige el principio de que "el error de la autoridad no obliga", sin discriminar la naturaleza de ese "error" y quién es el juez supremo sobre su existencia. Erige el "derecho de discutir" los actos y enseñanzas de un papa válido, sin discriminar la materia del error.
Pone su obediencia "en la medida" en que él juzga los actos y enseñanzas del "juez supremo de los fieles".

Pretende el derecho de "oponerse" al papa, desligado de las enseñanzas tradicionales de Adriano II, Inocencio III, del decreto de Graciano, etc. ...sobre los límites de ese derecho. Ese derecho existe (D.S. 3115) pero está restringido al "caso único" (Adriano II) de los delitos de herejía, apostasía y cisma.

Ahora bien, aquí en estos delitos monseñor Lefebvre "no acepta" las leyes de la Iglesia. Presenta un falso dilema: no acepta la vacancia porque el papa es sólo "malo"; ni acepta la obediencia al régimen de la Iglesia porque éste no puede ser nocivo ni peligroso, en ambos casos muestra su insumisión a las doctrinas católicas.

La "solución"  lefevbrista es "compatibilizar"  la asistencia divina  al papa  con la  herejía pública  y hasta con la apostasía en el papa. Es el hereticismo en grado extremo.

Después de los hechos "ecuménicos" de Juan Pablo II en Asís, monseñor Lefebvre parece vacilar en esa "compatibilización", declarando: "Parece imposible que un papa sea públicamente y formalmente herético", de donde se seguiría la conclusión: "Es posible que estemos en la obligación de creer que este papa no es papa".

Lo que era "peligro de cisma" se volvió "obligación de creer". Pero él no mira al Magisterio como la norma de los actos de los católicos, norma infalible y que jamás estará contra la "obligación de creer", porque eso iría no contra el dogma de la infalibilidad papal, sino contra el dogma de la infalibilidad de la propia Iglesia.

El quiere decidir solo: "No quiero aún decirlo de modo solemne y formal; pero, parece que sí, a primera vista...". Sin embargo, después de eso, perseveró en el error opuesto, en la insumisión, en su "la Fraternidad no acepta ni una ni otra solución". El "Non serviam" es categórico.

II.3. La insumisión a un papa "malo"

En la historia de la Iglesia, sólo los "teólogos" heréticos afirmaron ese "derecho de discutir" y de "no aceptar" la sumisión a superiores simplemente "malos" y sus leyes sobre disciplina y jurisdicción.
Todo el Derecho Público de la Iglesia se vería subvertido si se aceptase tal principio lefebvrista. Es la doctrina de Wiclef condenada por el concilio de Constanza: "El papa malo (...) no tiene poder sobre los fieles"; ante él "se debe vivir a la manera de los griegos, bajo leyes propias" (D.588-589; D.S. 1158-1159).

Se argumenta que San Roberto Belarmino predicó la resistencia y la no obediencia a un papa que tratase de destruir a la Iglesia. Ahora bien, lo que San Roberto enseña es la resistencia al mero errante accidental, en materia de fe, como San Pablo ante San Pedro. Pero no es la resistencia a las leyes tradicionales sobre un papa que cae en herejía, en un delito pertinaz en materia de fe, durante décadas.

El Santo Doctor jamás enseñó esta "resistencia" o "desobediencia". Ni tampoco podía: Cristo predicó la obediencia a los fariseos sentados en la cátedra de Moisés (S.Mt. XXIII,2-3) y San Pedro enseñó la obediencia a los superiores "malos" e "injustos": "Servi subditi estote in omni timore dominis, non tantum bonis et modestis, sed etiam dyscolis (...) patiens iniuste" (I Pe. II,18-19).

Esta es la ley de la fe que hay que defender y no es "nuestra fe" lefebvrista que coincide con el "derecho" a la libertad religiosa del Vaticano II que pretende defender "su fe", sus "normas propias", sus "principios religiosos", su "libre criterio propio".

Santo Tomás enseña sobre las sentencias injustas: "Se debe obedecer humildemente (...) pero si [orgullosamente] se despreciase esa obediencia, se pecaría mortalmente". Y cita a San Gregorio Magno: "Sententia pastoris, sive iusta sive iniusta, timenda est" (Summa Theologica, Supplementum, 21,4,c. y Sed contra).

En este caso, pues, el "habeatur tamquam haereticus" del canon 2315 es la norma infalible de la Iglesia, a la cual un verdadero subdito de la Iglesia no tiene el "derecho" ni el "deber" de desobedecer. Obedézcase al Vaticano I imponiendo el "deber de subordinación jerárquica y de verdadera obediencia" (D.1827; D.S.3060).

Los subterfugios del prelado sobre un papa "malo" y un papa "errante" no consiguen ocultar su insumisión a estas leyes tradicionales, a esa norma vigente.

III - LA "IMPERFECCIÓN" DE LA "IGLESIA" REGIDA POR HEREJES PÚBLICOS

III.1. El nuevo nestorianismo lefebvrista

La "solución" lefebvrista para los delitos públicos en materia de fe no son las leyes tradicionales contra esos delitos, sino el cambio de credo sobre la naturaleza de la Iglesia.
He aquí su predicación: El 29 de jumo de 1982:

"Se ven las consecuencias de los que se escandalizan de la realidad, de la verdad (...), de la situación de la Iglesia. Pensábamos que la Iglesia era realmente divina, que nunca podía equivocarse, que nunca podía engañamos. En verdad es así (...) Pero ella es también humana (...)
"Sí, la Iglesia es divina, pero es también humana. Está sustentada por hombres que pueden ser pecadores, que son pecadores, y aunque participan en alguna manera de la divinidad de la Iglesia (como, por ejemplo, el papa por su infalibilidad (...), a pesar de seguir siendo hombre) siguen siendo pecadores. Salvo cuando usa el carisma de la infalibilidad, el papa puede equivocarse, puede pecar. No tenemos porqué escandalizarnos y decir al estilo de Arrio que él no es papa (...).
"O como otros que divinizaron a la Iglesia al punto de que todo en ella sería perfecto, podríamos decir: no es cuestión de hacer algo que se oponga a lo que viene de Roma porque todo en Roma es divino y debemos aceptar todo lo que venga de illí (...).

"Hoy en día algunos dicen: nada  puede ser humano en la Iglesia. También éstos se equivocan. Estos no admiten la realidad de las cosas. ¿Hasta qué punto puede llegar la imperfección de la Iglesia; hasta dónde puede llegar, diría yo, el pecado en la Iglesia, el pecado en la inteligencia, en el alma, en el corazón, en la voluntad? los hechos lo muestran (...).

"Nunca habíamos pensado que el mal y el error pudiesen penetrar en el seno e la Iglesia. Ahora vivimos esta época: no podemos cerrar los ojos. Los hechos parecen ante los ojos y no dependen de nosotros (...).

"Estamos llegando al fin. Todo el mundo caerá en la herejía. Todo el mundo caera en el error porque, como decía San Pío X, se infiltraron unos clérigos en el interior de la Iglesia, la ocuparon y difundieron sus errores gracias a los puestos claves que ocupan en la Iglesia (...).

"La Iglesia es divina y la Iglesia es humana. Sólo Dios sabe hasta qué punto las faltas de la humanidad pueden afectar - me atrevo a decir- la divinidad de la Iglesia. Es un gran misterio. Comprobados los hechos, debemos enfrentarlos. No es primera vez que ocurre una cosa así en la Historia (...).

"Es un gran misterio esta unión de la divinidad con la humanidad".

III.2. La unión de la divinidad con la humanidad

Después de 20 siglos de Iglesia, monseñor Lefebvre viene a predicar una "verdad" nueva en la cual "nunca habíamos pensado", a pesar de "no ser la primera vez que ocurre una cosa así en la historia". Y ¿cuál es esa "verdad" lefebvrista, esa "realidad" que "los hechos muestran"? ¿Que sólo "ahora", "en esta época" sabemos?

San Pablo predicó que la Iglesia es "non habentem maculam aut rugam aut aliquid huiusmodi", sino "sancta et immaculata" (Ef.V,27). Monseñor Lefebvre predica que es un "equívoco" pensar que ella es perfecta: hay "imperfección de la Iglesia" y "pecado en la Iglesia""el error puede penetrar en el seno de la Iglesia"; es algo "equívoco" creer que ella "nunca podía equivocarse y nunca podía engañamos". Y afirma que negar esto es una herejía "al estilo de Arrio".

¿Y cuál es la "imperfección de la Iglesia"? El poder tener ella un papa pecador. Pero siempre se supo que un papa puede tener pecados morales, fallaren el ejercicio de la justicia. No es esa por lo tanto la novedad lefebvrista ni lo que la "realidad" ni "los hechos muestran"según él: ahora son los delitos de "apostasía, herejía y cisma" —ya vimos— los que son atribuibles a los papas "válidos".

Es la posibilidad de "firmar decretos que causan la ruina de la Iglesia y la destrucción de la fe". Es, como dirá después monseñor Lefebvre, la posibilidad de que haya un papa no "perfectamente católico" (dossier sobre las consagraciones) o, como escribió el padre Ceriani al publicar estos textos: el papa "puede favorecer la ruina de la Iglesia, la propagación de la herejía y hasta aceptar una fórmula no totalmente ortodoxa y seguir gozando del Pontificado".
Al "derecho de discusión" y de "oposición a lo que viene de Roma" le corresponde el derecho de heterodoxia y hasta de apostasía por parte de los miembros de la Jerarquía. Monseñor Lefebvre pasa subrepticiamente de simples "equívocos"  no intencionales y de "imperfecciones" morales al derecho de heterodoxia en el Pontífice Romano.

Pablo VI habló de la "unidad imperfecta" en la fe entre la Iglesia y las sectas heréticas. Monseñor Lefebvre habla de la "imperfección de la Iglesia", por la cual el Romano Pontífice puede, sin perder los derechos y poderes papales, dejar de profesar el credo católico.

La "verdad" del prelado francés no es pues la ley de la vacancia expresada por el Derecho Público de la Iglesia, sino el cambio del Derecho Divino y del credo católico sobre la perfección e infalibilidad de la Iglesia, una en su fe y santa. Los "errores" del papa y su herejía pública pueden incluso "afectar a la divinidad" de la Iglesia. "La época" presente nos enseña eso, esa "realidad".
Es un "equívoco", un error del pasado pensar que la Iglesia "nunca podía equivocarse y nunca podía engañamos". "Pensábamos" así en el pasado y "nunca habíamos pensado" que un papa heterodoxo pudiese seguir siendo papa. La "verdad" ahora es otra. Los errores pueden provenir de los "puestos clave" de la Iglesia, del cargo papal, de las leyes de la Iglesia.

Cuando el 27 de setiembre de 1976 monseñor Lefebvre fue suspendido "a divinis", afirmó: "La Iglesia que afirma tales errores es cismática y herética. Esta Iglesia conciliar no es católica" (cf. ROMA, №111, p.84). Pero ahora vemos que él considera como católica a la iglesia que tiene un papa hereje y cismático: cambia la naturaleza de la Iglesia católica por no someterse a las leyes católicas sobre los delitos contra la fe y sobre la vacancia.  Admite  la "iglesia" hereticista,                                                         "imperfecta". Y afirma que "no debemos escandalizamos" de esta nueva "verdad"  lefebvrista.

III.3. Atribución de delitos a la Iglesia

Además de los sofismas y eufemismos sobre el papa "errante" y "malo", mons. Lefebvre no discrimina entre delitos de "naturaleza" diferente (Pío XII: Mystici Corporis). Ni todo errante es hereje; ni todo malo es hereje, pero todo hereje es errante y malo. Y el "caso" presente, por el propio testimonio de los dos prelados es de herejía.
Los textos lefebvristas sobre un papa errante y malo tienden a excusarlo de la insumisión a las leyes de los delitos públicos contra la unidad de la fe, como si ni existiesen hoy o como si, existiendo, el orden jurídico de la Iglesia no tuviese medios de determinarlos, ya sea por el Derecho divino (Tito III,10), ya sea por el eclesiástico (Canon 2315).

De ahí que la doctrina del prelado "subvierte la constitución divina de la Iglesia" (D.1686; D.S.2886), admitiendo una Iglesia gobernada por herejes (haereticorum ductu) y unida por unidad "imperfecta" en el credo. El nombre católico se vuelve un género que agrega diferentes especies de credo, en partes iguales, en parte diferentes. Era eso lo que predicaba la "Teoría de los ramos" de los anglicanos (D.1685; D.S.2885) y lo que predicaban los pancristianos (Pío XI: Mortalium ánimos).

Entonces, la "resistencia" lefebvrista al ecumenismo herético es un mero "velo de malicia" para ocultar su admisión de herejes públicos en el gobierno de la Iglesia. Él subvierte la doctrina de la bula "Unam sanctam" de Bonifacio VIII (D. 468-469; D.S.870-875).
Pío VI enseña que la admisión lefebvrista de un régimen "nocivo y peligroso" en la Iglesia, de "decretos papales causantes de la destrucción de la fe", es una doctrina "injuriosa para la Iglesia y para el Espíritu de Dios por el cual ella se rige"; una doctrina "falsa" (D.1S78 D S 2678)
Gregorio XVI es categórico; "es completamente absurdo y altamente injurioso afirmar que sea necesaria cierta restauracion y regeneración para retornarla [a la Iglesia] a su primitiva incolumnidad (...) como si fuese posible siquiera pensar que la Iglesia está sujeta a la ignorancia o a otra cualesquiera imperfecciones".

He aquí la contradictoria a la "imperfección de la Iglesia" predicada por mons. Lefebvre. "Sería reprobable y bastante ajeno a la veneración con que deben ser recibidas las leyes de la Iglesia condenar, por una caprichosa ansia de opiniones cualesquiera, la disciplina sancionada por Ella (...) o presentarla como defectuosa e imperfecta"(Mirari Vos).

Entonces, las leyes de la Iglesia sobre delitos contra la fe y sobre la vacancia son de Derecho divino, forman parte de la constitución divina de la Iglesia y las "disposiciones legales o legalistas [que] ciertamente impiden o dificultan gravemente la salvación de las almas" no son "formalidades jurídicas y administrativas" en relación a las cuales los fieles pueden obrar "sin hacerse problemas" con ellas, como escribieron algunos padres de Campos ("O ministerio sacerdotal en periodo extraordinario de grave crise").

León Xlll repite que es "absurda" esta doctrina de una Iglesia gobernada por miembros que no son suyos (Satis cognitum). Pío XI enseña como Gregorio XVI: la Iglesia "jamás se contaminó en el decurso de los siglos ni en época alguna puede ser contaminada" (Mortalium ánimos). Eso contradice la "verdad" lefebvrista sobre lo que —según él dice— "la época" presente le enseñó. Sólo los modernistas hacen "la verdad" variable con "las épocas".

Pío XII, en la "Mystici corporis" contradice frontalmcnte la doctrina lefebvrista: en la Iglesia "no puede existir sino una fe (Ef.IV,5)""los divididos entre sí por la fe o por el gobierno, no pueden vivir en este cuerpo único, ni de su Espíritu"El pecado de herejía "por su propia naturaleza separa de la Iglesia". "Si a veces se ve algo que manifiesta la flaqueza humana en la Iglesia, esto por cierto no debe ser atribuido a su constitución jurídica (non iuridicae est eius constitutioni atribuendum)". La Iglesia es "absque ulla macula", sin mancha alguna. "Si alguno de sus miembros peca no se puede imputar eso a una imperfección de la Iglesia (eidem vitio verti nequit)". El vínculo esencial de la Iglesia  es de orden "non naturalis" sino que "sobrepasa todo orden de la naturaleza (omnem nalurac ordincm evincit)". Quien obra en la Iglesia es el propio Dios (in ea operatur).

Vemos cómo mons. Lefebvre contradice estas enseñanzas del Magisterio católico. Él no distingue entre falibilidad personal del papa a infalibilidad "ipsius Ecclesiae" (D.S.3116), atribuyendo a la propia Iglesia errores y "equívocos" del papa y no sometiéndose a la ley y a la doctrina que separa los diferentes géneros de "errores". Quiere una "Iglesia" nestoriana donde los errores personales de cada uno sean atribuidos a la Iglesia, sean "imperfecciones de la Iglesia". Siendo estas "imperfecciones" delitos contra la fe y pudiendo "influir en la divinidad" de la Iglesia, la Iglesia ya no sería más la maestra de la verdad. Es lo que Hans Küng y los modernistas pretenden.

IV. LA MORAL RELATIVISTA DE MONS. LEFEBVRE

IV.1. Juzgar conforme a las circunstancias

Para escapar al deber de "considerar como hereje" a quien no confiesa la fe de modo inequívoco cuando es urgido a hacerlo en razón de sospechas sobre su ortodoxia, mons. Lefebvre establece el "derecho de discutir" las leyes de la Iglesia y de "oponerse a lo que viene de Roma" conforme a las circunstancias. Superpone la prudencia de los gobernados a la prudencia del legislador en materia de delitos contra la fe.
Los modernistas de las márgenes del Rin enseñaron la "Situationsethik", un actualismo ético, la moral individual sin leyes universales. La enseñanza de mons. Lefebvre coincide plenamente con los postulados de esa ética.

Así, el 18 de marzo de 1977 dijo:
"Puede ser que en el futuro sojuzgue este período y que se diga que existieron afirmaciones contra la Tradición y que por lo tanto estos papas no lo fueron. Pero, por el momento, creo que sería un error seguir esta hipótesis".

El 5 de octubre de 1978 declara:
"Adopto una actitud prudencial, una prudencia que espero sea la sabiduría de Dios, don de consejo, prudencia sobrenatural. Me sitúo en este orden más que en el orden puramente teológico, puramente teórico. Pienso que Dios no sólo nos pide tener ideas claras desde el punto de vista teórico y teológico, sino también en la práctica (...); obrar con cierta sabiduría, con cierta prudencia, que puede aparecer un poco en contradicción con ciertos principios y no ser una lógica absoluta. En muchos casos, estamos obligados más que a seguir una lógica implacable, a comprenderque otros elementos entran en juego, además de la lógica pura de los principios. Existe la lógica de la caridad, de la sabiduría, de un conjunto de circunstancias que se deben tener en cuenta. Si se aplicase siempre la lógica integral, se correría el riesgo de ser muy duro, y, en cierto modo, injusto, pues en ese caso, no se considerarían suficientemente las circunstancias.
"Nos encontramos en una situación real y práctica (...). La obediencia ciega no es conforme a la prudencia (...). Los que razonan de manera muy lógica, sin considerar todos los matices que existen en la realidad, la cual no está hecha de una lógica implacable, concluyen precipitadamente que el papa no es papa (...). En la práctica, esto no tiene influencia en nuestra conducta porque rechazamos lo que va contra la fe sin saber quien es culpable (...).
"Están los que dicen: usted no es lógico; tendría que condenar esto o aquello... Mi actitud es prudencial, de sabiduría práctica"

El 16 de enero de 1979 dice:
"Pienso que existe una línea de realismo seguida por la fraternidad" 

El 8 de noviembre de 1979 dice:
"Se debe reconocer que (el papa) causó y ocasionó un seno problema de conciencia a los católicos. Sin indagar, ni conocer su culpabilidad en la destrucción le la Iglesia, no se puede dejar de reconocer que él aceleró las causas en todos los ordenes" (...). "Concluir a partir de estos hechos precisos que el papa es hereje y que por lo tanto ya no es papa, es ir un poco rápido en el razonamiento (....). Pienso que la realidad es más compleja de lo que imaginan los que razonan así. Temo que estos dejen de lado la teología moral y la ética y que razonen de modo puramente especulativo. La teología moral y la ética nos enseñan a razonar y a juzgar según un contexto de circunstancias que estamos obligados a examinar para juzgar sobre la moralidad de un acto (...). Que cada uno entre en la linea que creo que debo seguir, en conciencia, ante Dios. Creo necesarias estas precisiones para permanecer en el espíritu de la Iglesia".

IV.2. Relativismo lógico y moral

El análisis de esta doctrina muestra nuevamente el individualismo del prelado de Ecóne, sin apoyo en el Magisterio de la Iglesia. No lo cita en ningún momento. Desliga o posterga el obrar del "orden teológico, puramente teórico" de la "lógica absoluta", de la "lógica de les principios", del "razonamiento especulativo". A la manera de los agnósticos positivas y materialistas, su "línea de realismo" considera como "realidad", como "real", sólo los hechos singulares concretos, como si las verdades y leyes universales no se identificasen con las esencias reales de los seres singulares. Su "realidad no está hecha de lógica". Este es el dogma central del agnosticismo, del modernismo, del antiintelectualismo condenado por Pío IX (D.1759-1760; D.S.2959-2960).

El Derecho, en la concepción cristiana, opuesta a la de los materialistas es parte de la ética natural y la ética cristiana tiene su fundamento en la fe, en Dios, sin el cual toda ética es vana. Entonces, juzgar "a partir de los hechos", en vez de fundarse en la fe y en la razón, en la teología dogmática y en la filosofía cristiana, es fundar una"práctica" y una "ética" sin una base que trascienda las circunstancias y hechos concretos.

Afirmar que no puede concluir si el papa es papa porque no conoce todas las circunstancias y matices que rodean los "hechos del papa" es ignorar el Derecho Divino (Tito III,10; II Juan 9-10) y el de la Iglesia (cánones 2315,2314 y 188 n.4) que sólo exigen que el delito papal sea público y visible como lo es el orden jurídico de la Iglesia terrestre.

¿Y será verdadera esa afirmación lefebvrista de ignorancia? ¿No será afectada? Afirma que "no se puede dejar de reconocer que él (el papa) aceleró las causas..." de la destrucción de la fe. "Firmó decretos que causan la destrucción de la fe" en millones de almas.

Mons. Lefebvre afirma su "derecho de resistir" al papa porque enseña doctrinas contra la Tradición. Entonces, no es verdadera su excusa para no someterse a los cánones de la Iglesia. El prelado habla de "culpabilidad" y"moralidad del acto" del papa cuando lo que está en cuestión no es la culpa ni la moral en el foro interno de la conciencia papal, sino simplemente la existencia fáctica del delito de no confesión externa de la fe y de la enseñanza de una doctrina sin identidad con la Tradición, y la culpa jurídica determinada o presunta conforme al Derecho de la Iglesia. Lo que está en cuestión es el "ipso facto" y el "ipso iure" del canon 188 n.4. El conoce la existencia de los hechos, la "verdad" de esa existencia objetiva simplemente por la aplicación del principio de identidad fundamental de la lógica. Se trata de la "veritas evangelii" que San Pablo buscó en los actos de San Pedro (Gálatas II,14).

Y tan cierto es que conoce los hechos, que pretende construir una doctrina nueva en la Iglesia, la de la"imperfección de la Iglesia", la del papa "no perfectamente católico" y que adhiere, como dice un discípulo suyo, a "fórmulas no totalmente ortodoxas". Pero, mons. Lefebvre no quiere el "ipso iure" de la Iglesia contenido en los cañones sobre los delitos contra la fe y en el canon sobre la vacancia. Se opone al Derecho público de la Iglesia, reflejo del Derecho divino. Afirma que es "dura", "injusta" su aplicación y que son "radicales", o sea, intolerantes, los que se someten a aquél. Huye entonces de la ley universal hacia las circunstancias periféricas del delito contra la fe. En este punto concuerda con Dom Mayer, que escribió: "esta última cuestión no podría encontrar respuesta definitiva sino en función de las circunstancias concretas", porque la aplicación de los cánones de la iglesia, excepto en el caso —interpuesto por él en la ley— de la notoriedad fáctica del delito, "equivaldría a infligir un muy grave perjuicio a las almas y a la Iglesia en general" (La nouvelle messe, pp.280 y 277).

Entonces, los prelados se vuelven jueces del orden jurídico de la Iglesia, colocándose por encima del legislador supremo. Ahora bien, se contradicen constantemente: ¿acaso no fue el propio mons. Lefebvre quien afirmó que cualquier católico que en los años precedentes al Vaticano II afirmase las doctrinas del mismo concilio y de sus papas sería condenado como hereje? ¿Acaso los jueces de los siglos precedentes que condenaron a Hus, Wiclef, Lutero y Loisy juzgaron la culpabilidad interior de esas personas, la moralidad de sus actos ante Dios, o sólo la culpa jurídica ante el foro externo de la Iglesia? ¿Acaso esos jueces fueron intolerantes, "radicales", "ultras", "duros", "injustos" cuando condenaron a esos herejes públicos?

La ética de situación de los prelados, al exigir un examen de circunstancias, afirma que es "rápida" la conclusión de la aplicación de la ley al "caso" singular de un papa, olvidándose de que el juicio de identidad entre un concepto universal y su existencia en un hecho singular no depende del tiempo que dura el acto del intelecto, sino de la evidencia de la identidad entre uno y otro.

Son los propios prelados quienes niegan la verdad doctrinaria de la enseñanza de los papas actuales: no pueden, pues, negar la verdad de la aplicación de la ley, especialmente cuando la enseñanza de los herejes es pertinaz, continuada y constante.

El desvío doctrinal lefebvrista aparece al afirmar que es "un error por el momento" lo que admite que puede ser verdad "en el futuro". Tal afirmación es la sentencia del relativismo, del modernismo, de la sustitución de la "lógica absoluta" por la relativista.

Es falso que la teología moral católica y la ética enseñada por la filosofía cristiana:"enseñen a razonar y a juzgar según un contexto de circunstancias...". Estas ciencias enseñan a razonar y a juzgar conforme a los principios y leyes universales, absolutos, dependientes de todas las circunstancias.
Tal doctrina del prelado es la quintaesencia de la ética de situación modernista. Según ésta, "la sociedad católica de América aplicó el relativismo universal respecto a la sexualidad humana". El modernismo "adapta la doctrina a los tiempos y lugares" (D.2059; D.S. 3459). Para ella, los mártires serían tontos y los que luchan por cumplir los preceptos morales católicos serían ineptos. Todas las leyes divinas y eclesiásticas serían variables con la fluidez continua de las "situaciones concretas".

Por esta doctrina, Dom Mayer coloca la ley universal de la sede vacante bajo el juicio personal de los prelados: "Su aplicación concreta exigiría el examen de una casuística extensiva" (op. cit. p. 281). Pío VI condenó ese "examen" de la aplicabilidad de la ley de la Iglesia bajo el juicio personal, como querían los jansenistas (D. 1578, D.S. 2678).

Es falsa por lo tanto la conclusión de mons. Lefebvre de que su doctrina "en la práctica no tiene influencia en su conducta, porque rechaza lo que va contra la fe sin saber quién es culpable". Ella influye enormemente: altera la fe que hay que defender, cambia el concepto de "verdad" jurídica y moral y deforma el concepto de Iglesia. Esto es evidente.

IV. 3. El positivismo jurídico

San Roberto Belarmino refutó el error de Cayetano consistente en no distinguir entre "esse papa" y "bene esse papa". No puede ser un papa "malo" o "errante" quien no es papa. No está pues en cuestión la "moralidad" o"justicia" de los actos de un papa, como mons. Lefebvre trata de hacer creer, sino la verdad sobre la existencia del poder papal en determinado sujeto que, por su voluntad, "scienter et volenter", de modo pertinaz enseña otra fe y no confiesa el credo tradicional íntegro. No es "radical", "duro" ni "injusto" quien afirma la verdad del ser.

El prelado francés, por lo tanto, cambia el problema considerándolo como de "orden práctico" y de naturaleza moral, de "deber" y no de naturaleza lógica y ontológica. Su "deber de defender nuestra fe" es aquí un deber "a priori", anterior a las verdades de la razón y de la fe, un deber kantiano.

En ese cambio el Vaticano II colocó el "deber de buscar la verdad", sin leyes universales verdaderas que guían esa búsqueda, pero con "inquisición libre", guiada simplemente por la libertad individual. El "derecho" y el "deber" en la filosofía cristiana no vienen de los hechos ni de las circunstancias concretas.

IV.4. Condenación de esa moral por Pío XII

Pío XII enseñaba el 18 de abril de 1952: "Esta nueva ética está tan fuera de los principios católicos y de la fe que lo ve hasta un niño que sepa su catecismo". Luego, con ella los prelados, de ningún modo, cumplen "el deber de defender nuestra fe". Pió XII define la naturaleza de tal "moral""Lo distintivo de esta moral es el no basarse en leyes universales (...) sino en circunstancias reales y concretas según las cuales la conciencia individual tiene que juzgar y escoger".
He ahí, "ipsis litteris", las palabras de los dos prelados. En esta moral "la conciencia individual no puede ser imperada por principios y leyes universales". Vimos cómo el prelado francés declara dejar de lado esos principios universales. "La fe cristiana —dice Pío XII— funda sus exigencias morales en el conocimiento de verdades esenciales [universales] y de sus relaciones".

Los predicadores de la nueva moral, como también los dos prelados, no llegan a negar las leyes universales; pero, se aproximan a eso, dislocándolas del centro de decisión "hacia los últimos confines" de la periferia. Dejan de ser"premisas de las cuales la conciencia extrae las consecuencias lógicas en cada caso singular"Sus adeptos colocan en el centro de decisión una noción vaga de "bien" y la "relación personal que nos liga a Dios"La conciencia se declara entonces "justificada" si decide cambiar la fe y no obeder a la ley: su decisión personal tiene un valor mayor que la de Dios o la de la IglesiaColoca a los individuos como productores activos de su ley y no como pasivos sumisos y obedientes a ella. Basta para esa moral la sinceridad de la gente, con cualquier fe o ley. Cada uno, según su criterio personal de valores, su grado propio de conocimientos, asume sus riesgos ante Dios, incluso si "cambia la fe", si "rechaza obedecer a la autoridad competente". He allí, "ipsis litteris", las palabras de mons. Lefebvre.

Como los lefebvristas se refieren peyorativamente a los "radicales", a los "ultra", a los "obedientes", los adeptos de la nueva moral también se refieren a los que se someten a las leyes universales como a personas de fidelidad farisaica, hipócritas y portadores de escrúpulos patológicos. Los términos depreciativos son los mismos.
Esta moral dice Pío XII— "abandona al hombre a si mismo" y "así muere la fe""Para permanecer íntegra ante las situaciones, la fe exige a veces sacrificios y actos heroicos". ¿No es éste el caso actual? "¿Cómo la ley universal puede bastar y ser obligatoria en cada caso singular" (...) por su universalidad ella abarca intencionalmente todos los casos singulares en los cuales se verifican sus conceptos. En estos casos, muy numerosos, ella lo hace con una lógica tan concluyeme que hasta la conciencia de un simple fiel ve, inmediatamente con plena certeza, la decisión que debe tomar".

Las relaciones esenciales del cristiano con la fe y con la Iglesia, valen en cualquier época, en cualquier situación, obligan incluso con riesgo de la vida si como consecuencia de la negación, omisión o ataque a la fe resulta un daño a la fe visible y social: "todo esto está gravemente prohibido por el legislador divino. Cualquiera que sea la situación del individuo, no existe otro remedio sino obedecer".

He allí la contradictoria de la moral lefebvrista. No basta la intención recta, Dios quiere también las obras. No es lícito hacer el mal para obtener un "bien". El fin no justifica el empleo de cualquier medio. He allí la falsa doctrina del "bien de las almas" a conseguir "sin misión canónica" para predicar, celebrar y administrar los sacramentos.

Los principios de la moral allí predicada por los prelados, si fuesen verdaderos, justificarían el cambio de la moral sexual como ya lo observó Pío XII. Un sacerdote de Campos invocó al "gran canonista Capello" para decir que la ley no rige en los casos extraordinarios, sino sólo en los casos comunes, para concluir que las leyes de los delitos contra la fe no se aplicarían a  las                                   "situaciones" de hoy. Sin haber ido a consultar a Capello, decimos: un delito contra la fe no es un "caso extraordinario" en el sentido de no regulado por la ley, sino sólo en el sentido de actos numerosos contra la ley o en el sentido de que es cometido por una persona que estaba más obligada a observar la ley por ser un miembro de la jerarquía. No se trata por consiguiente sino de una confusión del sacerdote entre "caso"  regulado por la ley y  una “situación” o                                                              "circunstancia" periférica que envuelve el caso. El delito contra la fe es materia regida por las leyes de la fe y por las leyes de la Iglesia.

IV.5. Bajo las apariencias de virtudes cristianas.

No existen virtudes cristianas desligadas de la "verdad", de la "veritas evangelii". Ni San Pedro fue virtuoso cuando se apartó de ella, sino cuando la estableció. Ahora bien, mons. Lefebvre opone supuestas virtudes personales y dones sobrenaturales a las leyes divinas (Tito III,10) y de la Iglesia (cánones sobre delitos contra la fe). Así, habla de su "actitud prudencial" y opone la obediencia a las leyes de la Iglesia, que él llama de "obediencia ciega", a la virtud de la prudencia. Por ella, debería examinar todas las circunstancias y matices de los "hechos del papa" para decidirse, pero se niega a decidirse alegando que no conoce todas las circunstancias.
Ahora bien, ¿dónde aparece en la moral cristiana la prudencia personal?. ¿Contra las leyes de la Iglesia? No. Pío XII lo dice: "Donde no existen normas absolutamente obligatorias, independientes de todas las circunstancias, ahí sí, la moral católica trata del examen previo de las circunstancias del caso". Y eso mismo, para encontrar la ley universal que se debe aplicar.

Ahora bien, en el caso de los delitos contra la fe, la circunstancia exigida por la ley es que el delito sea "público". Y el Derecho de la Iglesia define lo que entiende por delito público: lo "ya divulgado" o lo que "fácilmente será divulgado". Existe por lo tanto la ley positiva que se debe aplicar, la "regla de prudencia" que es la ley de la Iglesia:"donde se encuentra una razón especial de régimen, ahí se halla una razón especial de prudencia" (Santo Tomás, Suma Teológica, II-IIac,50,l). La prudencia personal consiste allí por lo tanto en someterse a las "cosas previstas y juzgadas" por el legislador de la Iglesia, en "cumplir las cosas ya decididas" (consiliata) (S.Tomás, Suma Teol., Il-IIae, 47,9). Los subditos participan de la prudencia de los gobernantes si obedecen a sus leyes universales (Suma Teol., II-IIae.47,12). Por lo tanto, los prelados no obran contra la prudencia en relación a las decisiones de un hereje público, sino en relación a las leyes de la Iglesia contra los herejes públicos. La prudencia personal versa sobre cosas contingentes (contingentia operabilia) y no sobre cosas necesarias como la exclusión de la Iglesia por delitos contra la fe. "Leges ponere in Ecclesia est principalis actus regnativae quae est pars prudentiae" dice Santo Tomás (ibidem).

Mons. Lefebvre habla de su don de consejo. Éste forma parte de la prudencia. Pero va contra este don obrar "divertens a regulis quibus rationes prudentiae rectificantur", obrar contra las reglas por las cuales las razones de la prudencia son rectificadas; obrar "per aversionem a regulis divinis". Ese don es no divergente en cada uno, sino"común a todos los santos... para hacer lo necesario para la salvación". Y tan necesario es "ad salutem" (Rom. X,10) la confesión externa de la fe, como la sumisión al Romano Pontífice es "de necessitate salutis" (Bonifacio VIII). Ese don en vez de incluir la desobediencia a las leyes tradicionales de la Iglesia, incluye la docilidad en relación a ellas, por la cual, aquél que lo posee es "bene susceptivus disciplinae" (Santo Tomás). Entonces, el don de consejo invocado por el prelado tiene una dirección opuesta a la de la doctrina cristiana.
Mons. Lefebvre dice que la conclusión de obedecer a la ley de la vacancia es "un razonamiento rápido", "una precipitación". Ahora bien, Santo Tomás enseña que "precipitanter agit" quien no se somete a las leyes y obra "ex contemptu regulae dirigentis""depreciando y repudiando los documentos divinos (...) en detrimento de las cosas que son de necesidad de salvación". Afirma que es "temerario" tal modo de obrar (Suma Teol. 11-11,53,3 ad 2). El Tridentino lo confirma, al enseñar que es "temeridad propia" obrar sin misión canónica, es decir, contra las decisiones disciplinarias que competen al gobierno del papa (D.960; D.S. 1769). Tal especie de prudencia carnal fue la alabada por Honorio I en el heresiarca Sergio: Honorio "alabó" su "providencia y circunspección" en no predicar la doctrina de la fe (Kirch.1057).

En vez, de someterse a las leyes de la Iglesia, mons. Lefebvre dice el 2 de diciembre de 1976: "En este período posconciliar es mejor seguir a la Providencia que precederla (...) prefiero esperar los acontecimientos". Sin duda la Providencia rige a la Iglesia; pero lo hace por medio de los jerarcas. A ellos les compete el ejercicio de la providencia humana contra los herejes, siguiendo las leyes de los legisladores de la Iglesia. Sin embargo, en 1988 el prelado "fija una fecha límite" al papa que tiene por válido y verdadero y declara que esa fecha es la "que la Providencia parece haber preparado'' (Dossier) para que él obrase contra las decisiones del papa que juzga verdadero.

Es la relación directa con Dios, apartándose de la ordenación social de la Iglesia que tiene por objeto los deberes de la fe. Bajo el sofisma de no someterse a la "obediencia ciega", no se somete a las leyes tradicionales sobre delitos contra la fe.

¿Qué especie de "sabiduría" es ésa a que alude cuando la separa de la lógica racional y de los principios teológicos y que pretende una "práctica" no regida superiormente por la razón y por esos principios "teóricos" y"especulativos""Ad prudentiam necessarium est quod homo sit bene ratiocinativus", dice el Angélico (Suma Teol. II-II, 49,5). "La rectitud de la justicia en los subditos está en la obediencia a los gobernantes" dice Santo Tomás; él es el "custos iusti".
Mons. Lefebvre, sin embargo, juzga que sería "injusto" y "duro" obedecer a las leyes de los delitos contra la fe sin un examen integral de las situaciones. Opone la "lógica de la caridad" y la "lógica de las situaciones" a la lógica racional que aplica las leyes universales a los casos singulares. Declara obrar con "cierta contradicción" en relación a los principios. Ahora bien, San Juan es el Apóstol de la caridad y ordena "no recibir" y "no saludar a quien no traiga la doctrina cristiana" (II Jn. 10).

Mons. Lefebvre lo contradice: quiere la "unión" con esa persona, quiere una "caridad" desligada de la verdad, cambiando pues la verdad por los hechos. Pío XI rechaza esa "caridad que se desvía en detrimento de la fe"La caridad se apoya en la fe íntegra, como en su fundamento; por lo tanto es necesario unir a los cristianos por la unidad de fe como en su vínculo principal" (Mortalium ánimos). No es caridad para con nadie dejar al hereje como falso pastor causando la pérdida de millones de almas.

Así, la apariencia de virtudes cristianas que mons. Lefebvre opone a la razón, a la sumisión a los principios de la fe y a las leyes del régimen de la Iglesia se asemejan a las que Inocencio III señaló en los herejes valdenses que predicaban sin misión canónica y que San Pablo indicó: "Sub specie pietatis, virtutem eius abnegantes" (II Tim. III,5). Obra bajo las apariencias de piedad, pero renegando de la verdadera virtud de piedad.

V.LA "NO CONDENACIÓN" DE LOS MODERNISTAS

V.1. La permanencia de los herejes

Mons. Lefebvre declara el 8 de noviembre de 1979:
"Un buen número de teólogos piensa que el papa puede ser hereje como doctor privado (...). Es necesario por lo tanto examinar en qué medida Pablo VI quiso empeñar su infalibilidad en diversos casos en los cuales firmó textos próximos a la herejía, si no heréticos".

"Observamos que en todos estos casos él obró más como liberal que adhiriendo a la herejía..."
"El liberalismo de Pablo VI es suficiente para explicar los desastres de su pontificado. Pío IX (...) consideraba al liberal como destructor de la Iglesia. Un papa siendo liberal ¿puede permanecer papa? La Iglesia siempre amonestó severamente a los católicos liberales. Pero no los excomulgó a todos. También aquí debemos permaneceren el espíritu de la Iglesia. Debemos rechazar el liberalismo (...) porque la Iglesia lo condenó siempre con severidad (...). Ciertamente, sufrimos por esta incoherencia continua que consiste en elogiar a todas las orientaciones liberales del Vaticano II y, al mismo tiempo, tratar de atenuar sus efectos. Esto nos debe incitar a orar, a mantener la Tradición; pero no por esto a afirmar que el papa no es papa".

En diciembre de 1988 afirma:
"Podríamos haber adoptado muchas actitudes y, de un modo especial, la de una oposición radical: el papa admite ideas modernistas y liberales, luego es herético; por lo tanto, no es papa... Se trata de una lógica demasiado simple. La realidad no es tan simple. No se puede tachar a alguien de hereje tan fácilmente...". "Él ciertamente es un mal sucesor al cual no se debe seguir porque tiene ideas liberales y modernistas".

V.2. El elogio de todas las orientaciones liberales
La "incoherencia continua" de mons. Lefebvre es afirmada por él mismo y no se puede aceptar y seguir tal "incoherencia" y "contradicción cierta" con los principios católicos y racionales. El confunde la afirmación lógica y ontológica de negar que alguien sea papa, con una "oposición radical" a quien es de facto papa. Ahora bien, en ese caso, es él quien se "opone" a la ley tradicional sobre la vacancia. Se opone al canon 2315 cuando juzga que observarlo sería "tachar a alguien de hereje muy fácilmente". "No se puede" por consiguiente obrar según esa ley de la Iglesia.

Su pertinaz indiscriminación entre hereje, errante y malo lo hace pescar en aguas turbias: condena el liberalismo, el modernismo, pero no condena a quien "tiene ideas liberales y  modernistas” y                                        "firma textos heréticos" y los mantiene persistentemente.Si istalas "ideas" y "textos" son heréticos y la persona "obra" como hereje modernista, ¿para qué es necesario "examinar" si el papa quiere "empeñar su infalibidad" y "en qué medida"? Eso equivale a admitir que si no quiere empeñar la infalibilidad, él puede ser hereje público y papa. El la admisión del hereticismo en la jerarquía verdadera.

El canon 188 n° 4 afirma que el hereje público pierde el cargo. El prelado responde: "no por eso", y pretende que la Iglesia "no excomulgó a todos" los herejes públicos, o que San Pío X no excomulgó "a todos" los modernistas. Admite por consiguiente a herejes públicos católicos, a papas herejes católicos, sujetos de poderes jurisdiccionales y de derechos en la Iglesia.
Ahora bien, el canon 87 enseña que el cristiano bautizado es "persona" en la Iglesia, con todos los derechos y deberes "nisi ad una quod attinet obstet obex ecelesiasticae communionis vinculum impediens vel lata ab Ecclesia censura".

Ahora bien, la herejía es un óbice que impide el vinculo de la comunión eclesiástica. Negar eso es afirmar la "iglesia ecuménica", de credos divergentes. Luego, no puede afirmar mons. Lefebvre que el hereje público tiene poder y"derecho" jurisdiccional en la Iglesia.

Es falso que la Iglesia "no excomulgó a todos los modernistas". San Pío X lanzó la excomunión "ipso facto" contra todos los modernistas contradictores de la encíclica "Pascendi", defensores de proposiciones condenadas por el decreto "Lamentabili""si las opiniones que defienden son heréticas, cosa que sucede más de una vez con los enemigos de esos documentos y sobre todo cuando defienden los errores de los modernistas, es decir, la reunión de todas las herejías" (D.2114). Ahora bien, es Mons. Lefebvre mismo quien afirma las "ideas" modernistas en el papa. Luego, no puede escapar de la conclusión que San Pío X sacó: están excomulgados todos los modernistas.

Entonces, rechazar el "efecto actual" de las sentencias "ipso facto" es ir también contra la constitución "Auctorem fidei" de Pío VI que afirma ese efecto; es seguir a los jansenistas. Y es también ir contra Pío XII que, en la "Mystici corporis" enseña la separación de los herejes "por la propia naturaleza" del delito.

Él "rechaza" lo que el Magisterio enseña. Quiere con los jansenistas "someter a examen" personal el Magisterio doctrinal y canónico de la Iglesia (D.1578; D.S.2678). El canon 2315 obliga moralmente: "sea considerado como hereje..." El prelado responde: "no se puede", "no por eso" pierde el cargo, "podemos tener muchas actitudes" ante el papa modernista, pero no esa. Se "elogian todas las orientaciones liberales del Vaticano II", a pesar de que la Iglesia "siempre condenó severamente" el modernismo y el liberalismo. Nuestro deber es sólo "atenuar los efectos"de los actos de los herejes, manteniéndolos sin embargo en el gobierno de la Iglesia.

"Multitudo non excommunicatur" dice el Derecho primitivo de la Iglesia. Pero, el canon 2314 dispone: "omnes et singuli haeretici et schismatici incurrunt ipso facto cxcommunicationem". La Iglesia, no condena el trigo, sino toda la cizaña "in medio tritici". Mons. Lefebvre contradice la norma de la Iglesia: "omnes et singuli", y responde "no a todos..."
Ciertamente, la Iglesia no condenó nominalmente a todos los arríanos, luteranos... Pero condena universalmente "a todos los demás herejes" (I concilio de Constantinopla, D.223; D.S.433). San Pío X ordenó que fuesen "destituidos sin contemplación de ninguna especie" todos los rectores y profesores de seminarios que abierta u ocultamente favoreciesen el modernismo (Pascendi). Así, fueron excomulgados nominalmentc además del presbítero Alfred Loisy, profesor del Instituto Católico de París, los eclesiásticos: José Bittig, profesorde teología en Breslau; John Hehm, profesor de teología en Wurzburg; el historiador de la religión Ernesto Bonaiutti y el sacerdote José Turmel, de Rennes.

Entonces, el "espíritu de la Iglesia" que mons. Lefebvre defiende no es el "espíritu de la Iglesia" católica, sino de otra iglesia. El orden visible de la Iglesia dejaría de existir en el momento en que los herejes públicos no estuviesen fuera de la Iglesia, sino que fuesen sus jerarcas "válidos". Pío XI pregunta: "¿Acaso el objeto de la fe con el decurso de los tiempos puede volverse de tal modo oscuro e incierto que hoy sea necesario tolerar opiniones por lo menos contrarias entre sí? (...) Afirmar esto es sin duda blasfemo" (Mortalium ánimos).

VI. LA DUDA SOBRE EL MAGISTERIO TRADICIONAL 

VI.1. Todo es mera opinión

El 18 de marzo de 1977 mons. Lefebvre reduce la ley de la Iglesia a una simple opinión particular dudosa:
"Si el papa fuese apóstata, hereje o cismático, según la opinión probable de algunos teólogos (si fuese verdadera) no sería papa y estaríamos en la situación de sede vacante. Es una opinión. Yo no digo que ella no pueda tener algunos argumentos en su favor, alguna probabilidad. Pero, no creo que sea esa la solución".

El 5 de octubre de 1978 declara:
"¿Cuál debe ser nuestra actitud en relación al papa? Aunque existe entre los tradicionalistas quien tenga una tendencia más radical que la mía y que la que intento inculcarles; esto no quiere decir que yo esté absolutamente cierto en la posición que adopto (...). Si el papa enseña algo contra la fe que nos fue enseñada ¿es hereje? Yo no lo sé. Si es hereje ¿es papa? ¿Un papa puede ser hereje? El trabajo de Xavier da Silveira recoje todas las opiniones al respecto (...) No oso decidirme entre estas opiniones e hipótesis. No me siento capaz porque noconozco suficientemente las circunstancias que rodean a los hechos del papa para determinarme de manera cierta que no tenemos papa".

El 16 de enero de 1977 afirma:
"Mientras no tenga evidencia de que no es papa, tengo la presunción en favor de él. No digo que no existan argumentos que puedan presentar una cierta duda. Pero es necesario tener evidencia. Si el argumento es dudoso no existe el derecho de sacar conclusiones que tienen consecuencias enormes. No se puede partir de un principio dudoso. Prefiero partir del principio de que se debe defender a nuestra fe. Pero, de ahí a decir que porque alguien ataca nuestra fe es hereje, que ya no es autoridad, que sus actos no tienen valor... Existe en esta actitud un peligro de cisma (...). No creo poder decir que tuve que cambiar de opinión... Gracias a Dios pienso haber juzgado de tal manera que debo perseverar en esta forma de pensar, a pesar de las objeciones que me hacen (...), a pesar de los que creen tener que atacarnos personalmente en revistas... Provienen de los "ultras"; creen tener el deber de criticamos y de llamarnos liberales porque queremos conservar esta manera de pensar sobre estos problemas".

El 8 de noviembre de 1979 dice:
"El estudio muy objetivo de Xavier da Silveira (Dom Antonio de Castro Mayer) muestra que buen número de teólogos piensa que el papa puede ser hereje como doctor privado". "Basta leer el libro de Xavier da Silveira para comprobar que es una cuestión muy discutida entre los teólogos y que no es una opinión clara".

En marzo de 1986 pregunta:
"¿Qué conclusión debemos sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunión del papa [en Asís], con cultos de dioses falsos? Yo no lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este papa no es papa..."

VI.2. Duda sobre el Magisterio Infalible

Las doctrinas de Mons. Lefebvre atañen a la noción de la Iglesia una y santa, atañen a la sumisión a las leyes del Derecho público de la Iglesia; atañen a disposiciones solemnes del concilio de Trento (D.960 y 967; D.S. 1767 y 1777) sobre la misión canónica y del Vaticano I sobre la obediencia al papa y la naturaleza del poder papal. Hieren a estos puntos del Magisterio de los cuales ningún católico puede apartarse lícitamente.

El prelado, sin embargo, intenta escapar de todo presentando dudas sobre el Magisterio, las leyes canónicas y la Tradición. Pío XII enseñó que "quaestionem liberae inter theologos disceptationis iam haberi non posse" (D.S.3885), incluso cuando un papa verdadero enseña a través de encíclicas. Existe por consiguiente una duda ilícita y fraudulenta presentada subjetivamente contra lo que objetivamente debe ser aceptado de un papa verdadero.

Los herejes levantaron y levantan dudas fraudulentas sobre todo. Se acercan a nosotros —dice Tertuliano— declarándose en duda, pero, en cuanto traban relaciones con nosotros, pasan a sustentar sus opiniones contra el Magisterio infalible. El canon 1325 n.2 define como hereje no sólo a quien niega una doctrina de fe, sino también a quien "duda" de ella. Incluso de doctrinas que no son de fe, la Iglesia enseña que deben ser "mantenidas"(tenendam) si son propuestas de modo solemne o por el Magisterio ordinario y universal.

Respecto de las leyes morales universales, vimos que Pío XII enseña que incluso "un simple fiel percibe de inmediato y con plena certeza la decisión a tomar". No es el caso del examen exhaustivo de las circunstancias, de la moral de situación: "hasta un niño que sepa su catecismo sabe que la moral de situación está fuera de la fe y de los principios católicos".

Ante esto, la "duda" lefebvrista nos parece contra la fe. No distingue entre un católico y un hereje por los criterios de la Iglesia. En el siglo XVI, salvo San Roberto Belarmino, la mayoría de los teólogos estudió la cuestión de la herejía papal de un modo superficial y accesorio. Y después el Magisterio de la Iglesia explícito bastante con el Vaticano I (exégeis de la oración de Cristo por Pedro), con las encíclicas sobre la Iglesia y las sentencias "ipso facto" y con el derecho canónico.
Xavier da Silveira [Dom Mayer] no vio nada de eso. Juzga que una de las sentencias de Belarmino "es la buena", pero la contradice y no la sigue. Ella es repetida por el canon 188 n° 4. El canon 2315 no deja ninguna duda sobre la cuestión de hecho: obliga a tener por hereje a quien no profese inequívocamente el credo, después de haber sido amonestado.

Gregorio XVI juzga "absurda" la Iglesia "imperfecta" lefebvrista, León XIII juzga "absurdo" que quien no es miembro de la Iglesia pueda presidir dentro de la Iglesia. Pero el prelado francés, con Dom Mayer, todavía se apega a las disputas del siglo XVI, a la opinión "muy objetiva" del "estudio" de Dom Mayer, en vez de someterse al Magisterio autoritalivo de la Iglesia.
Nada quedaría en pie en la Iglesia, ni en el dogma, ni en la moral, si se siguiese tal criteriología y metodología: se oponen "opiniones" a "opiniones", sin criterios de autoridad divina y eclesiástica.
El "derecho de sacar conclusiones" basado sólo en la "evidencia" personal, apartado el criterio autoritativo de la Iglesia es el método del "juicio propio" de los herejes (Tito 3,10). Es el "derecho" a la libertad religiosa donde la razón individual se eleva por encima de la autoridad que viene de Dios por medio del Magisterio tradicional. La distinción entre cristiano y hereje se torna libre, imprecisa, "ecuménica".

VII. LA IMPOSICIÓN DE LA FIDELIDAD A SI MISMO

VII.1. Yo dije, yo quiero, yo no sé...

A pesar de presentar como cosas dudosas a leyes del Derecho público de la Iglesia y a las enseñanzas solemnes de los Concilios y al Magisterio tradicional de la Iglesia, mons. Lefebvre pretende una sumisión a sí mismo, a sus opiniones y normas de acción contrarias a las de la Iglesia, contrarias a la propia razón. Dicta el pensamiento y la norma de acción de su Fraternidad y de comunidades afines.

El 8 de noviembre de 1979 afirma:
"Nuestra Fraternidad rechaza compartir estos razonamientos. Queremos permanecer unidos a Roma, al sucesor de Pedro; pero rechazamos su liberalismo por fidelidad a sus antecesores".
"No puedo permitir que se entre en una vía que desoriente completamente a los fieles...".
"Es la posición de la Fraternidad: yo quiero que todos, incluso los fieles, sepan cuál es. Que los fieles sepan que si alguno de nosotros predica que no hay papa, no predica en conformidad con lo que piensa la Fraternidad(...), con la línea que creo delante de Dios que debo seguir (...)".

El 25 de lebrero de 198G escribe:
"Dije a aquellos sacerdotes que no siguen las directivas que les dimos que ellos rompen con el espíritu de la Fraternidad; que conducen a los fieles que nosotros les confiamos a una posición que no es la nuestra: que, si existen dificultades en las comunidades, no proceden de la actitud que nosotros tenemos, sino de la que tienen ellos y que no corresponde a la de la Fraternidad: pero que es, en definitiva, una falta de fidelidad y de lealtad"

En setiembre de 1982 declara:
"Felizmente la Fraternidad no está sola. Con ella están los dominicanos y dominicanas, los capuchinos, etc.... ella continúa la Iglesia".
"La Fraternidad no es un partido, ni una secta..."


VII.2. La Fraternidad: unión cismática

Antes, mons. Lefebvre dijo: "No quiero decir que esté absolutamente cierto en la posición que adopto..."." Yo no lo sé...". "No oso decidirme entre estas opiniones". "No tengo evidencia" (5-10-1978).

Pero, levantando la duda sobre el Magisterio doctrinario y canónico, sobre la Tradición, pasa a sustentar "la posición de la Fraternidad", "el espíritu de la Fraternidad" que "rechaza" la sumisión al Magisterio: "la Fraternidad rechaza..."; él "no puede permitir" otra sentencia distinta de la suya. Usa la primera persona singular o, de modo mayestático, la primera persona del plural: yo, nosotros: "yo no puedo...", "nosotros rechazamos", "nosotros les dimos", "les confiamos", "es nuestra posición", aunque con "cierta contradicción" y con "incoherencia continua" en relación al Magisterio y "sin participar del razonamiento" aunque "muy lógico". La sumisión a las leyes de la Iglesia "desorienta a los fieles", es una mera "opinión" que, con un extraño eufemismo, "no dice que no tenga alguna probabilidad", "algún argumento a su favor" Pero, en favor de la "posición de la Fraternidad", no cita absolutamente nada que provenga del Magisterio, sino sólo su opinión opuesta al Magisterio. El da "directivas"mientras se rehusa a someterse a las normas del Derecho Público de la Iglesia. El, "sin misión canónica" y en oposición a un papa que tiene por "válido" "confía fieles a sus sacerdotes", a los que escogieron libremente"obedecerle" a él en vez de obedecer al papa. Él se aparta de la lógica y de la "teología teórica""fija fechas" para el papa, hace "acuerdo doctrinarios" con él y libremente los rompe, quiere "fidelidad y lealtad" a sí mismo. El aún no decidió de "modo solemne" que sea "imposible que un hereje público sea papa" (lo dijo en marzo de 1986). Se ve que, en todo, el prelado quiere la sumisión a sí mismo, a su opinión "incierta", sin el menor apoyo en ningún criterio dogmático y canónico.

Las Ordenes religiosas y las Congregaciones religiosas no tienen un credo propio, están sometidas a las leyes canónicas y a los papas que las promulgan. "Los obispos pierden el derecho y el poder de gobernar si se separan conscientemente de Pedro" (León XIII, Satis Cognitum). Los "razonamientos" se rigen por la criteriologia y son universales, pero el prelado los aparta, rechaza "razonamientos muy lógicos"  y quiere seguir en la "práctica" una "prudencia" personal opuesta a la del legislador de la Iglesia. Sólo las sectas cismáticas siguen esa "unión" de la Fraternidad, más allá de la lógica, más allá de la fe, más allá de las leyes de la Iglesia, escogiendo aquello en lo que "obedecen". Es una "unión" libre, ecuménica, no bajo el régimen tradicional.

Mons. Lefebvre quiere servir a dos señores opuestos: al papa hereje y al régimen tradicional opuesto a él; quiere "unión" con la fe y con la herejía; con la Iglesia santa y con la iglesia pecadora; con la moral absoluta y con la moral relativista; con la Iglesia católica y con la iglesia no "perfectamente católica" donde se puede adherir a "fórmulas no ortodoxas" y seguir gobernando a los fieles. Quiere la "societas luci id tenebras" (II Cor. VI,14), quiere "compatibilizar" cosas incompatibles como la fe y la herejía, borrando los límites definidos entre el hereje y el cristiano católico. Contradice la Revelación en cuanto al "no fundarse en la propia prudencia" (Prov. III,5).Bajo el sofisma de no obedecer un papa hereje, no obedece a las leyes tradicionales sobre los herejes (cánones 2315,2314,188 n°4), se obedece a sí mismo y quiere ser obedecido por los "fieles" que confía a "sus" sacerdotes.

Él quiere "tracer son sillón" diría San Pío X, y "sub specie pietatis" como dijo San Pablo (II Tim. III,5).
Laus, honor et gloria Domino nostro tremendae majestatis.
A.M.D.G.V.M.

Homero JOHAS