martes, 15 de febrero de 2011

LEA Y BAJE EL LIBRO DE LA SEMANA



Descripción de la Obra:

Tratado de ascética y mística expuesto en forma esquemática siguiendo a Santo Tomás de Aquino, San Juan de la Cruz y San Francisco de Sales. En este obra encontrará las fuentes de la vida interior y su fin, la purificación, elevación y perfección del alma en los principiantes, adelantados y perfectos en su camino de búsqueda y posesión de Dios.  


Ésta es una de las obras maestras de verdadera espiritualidad católica de nuestra época. Es un compendio preciso y profundo, pero accesible, de las principales fases que las almas suelen atravesar en su relación con Dios.

Descripción del autor:


Rev.P. Fray Réginald Marie Garrigou-Lagrange, O.P. (21 de febrero, 1877, Auch, Francia – 15 de febrero, 1964, Roma) fue un teólogo y filósofo dominico francés, generalmente aceptado como uno de los más grandes tomistas del vigésimo siglo.







Vida. Teólogo, y también filósofo de fama internacional, n. en Auch (Francia) el 21 feb. 1877. Después de estudiar Humanidades en Roche-sur-Yon, Vendée, Nantes y Tarbes, elige la carrera de Medicina. Mientras la cursa, en Burdeos, 1897, lee L'Homme, de E. Hello; ese libro, que es un estímulo para realizar la existencia humana a un nivel superior a la mediocridad, provoca en G. L. la decisión fundamental de su vida: abraza el estado religioso. Novicio dominico en Amiens, se forja su espíritu en las virtudes y en el estudio. El P. A. Gardeil descubre pronto sus valores, y lo orienta al trato familiar y apasionado con S. Tomás y los grandes Comentaristas; para perfeccionar su formación intelectual, lo envía a la Sorbona; allí reina el modernismo  y G. LAGRANGE, que no lo soporta, obtiene licencia para abandonar París. VIaja a Viena, frecuenta algunos meses la Universidad de Friburgo -donde conoce a Norberto del Prado, un teólogo que le impresionó profundamente- y, en fin, entra en 1905 a formar parte del equipo de profesores de Le Saulchoir.

En 1909, al abrirse el Angelicum, Ateneo Pontificio, hoy Universidad de Santo Tomás, comparte con J. G. Arintero la cátedra de Teología Fundamental, explicando el tratado De revelatione. Pasa más tarde a la cátedra de teología dogmática, da cursos sobre la Metafísica de Aristóteles, y, sobre todo, escribe libros. A las clases y a las publicaciones consagra 50 años, alternando los trabajos profesorales con el servicio a la Santa Sede en calidad de teólogo estimadísimo y con el ministerio pastoral, que amaba entrañablemente. Se jubiló en 1960, y m. el 15 feb. de 1964 en Roma.

Producción literaria y doctrina. El legado literario de G. LAGRANGE es cuantioso y variado. Sus lecciones, famosas por la pasión, la claridad y la solidez, fructificaban en artículos y libros, universalizando así su magisterio. La mayor parte de su producción escrita es, en efecto, fruto de la enseñanza académica, y, por tanto, refleja los rasgos típicos de su pedagogía escolar. El éxito de sus obras fue enorme, escritas originalmente en latín y en francés, obtienen traducciones al alemán, español, inglés, italiano y polaco. Aun dentro de la unidad interna de su contenido ideológico, la obra escrita de G. LAGRANGE abarca cuatro extensos ramos: Apologética, Filosofía, Teología dogmática y Espiritualidad.

En Apologética su obra máxima es De Revelatione, en 2 vol., manual clásico, que vio la luz en 1918 (4 ed. Roma 1945). Situado en una zona neutra entre dos" mundos, el de la razón y el de la fe (cfr. S. Giuliani, G.-L. Apologeta, «Angelicum» 42, 1965, 117-136), G.-L. expone los motivos de credibilidad de las verdades reveladas; la estructura de la obra comprende dos partes: la la sobre la necesidad y cognoscibilidad de la Revelación; la 2a sobre su existencia. El recurso incesante a los grandes principios de la metafísica no obsta para que el autor niegue autonomía a la Apologética y la incluya en la Teología, exigiéndole un método rigurosamente objetivo.

En Filosofía G. L. pertenece a la Neoescolástica instaurada por la enc. Aeterni Patris (1879) de León XIII. Ya desde joven G. LAGRANGE descubre cuál va a ser su itinerario filosófico: desvelar y debelar los riesgos del inmanentismo modernista de Bergson y Le Roy, apoyándose en el realismo de la crítica y ontología tomistas como base de una teología natural del ser que se proyecta a la demostración de la existencia y naturaleza de Dios. Su primer escrito, 1904, es una nota sobre la prueba de la existencia de Dios por los grados del ser; en 1907 insiste en un ensayo sobre el panteísmo de la «nueva filosofía» y las pruebas de la trascendencia de Dios; en 1909 publica en París el libro Le sens commun, la philosophie de 1'étre et les formules dogmatiques (El sentido común, la filosofía del ser y las fórmulas dogmáticas 3 ed. Buenos Aires 1944). G. LAGRANGE es, ante todo, un temperamento metafísico, un defensor del ser frente al fenómeno (cfr. el cap. «El verbo ser, su profundo sentido y su alcance» en El sentido del misterio y el claroscuro intelectual, Buenos Aires 1945, 61-84; Le sens du mystére et le clair-obscur inteleectuel, París 1934); el sentido común es puerta de acceso al ser (Criteriología); éste, encontrado en su realidad extramental, descubre sus estratos a través de su estructura profunda (Ontología); el proceso termina en Dios, el Ser por antonomasia, meta de toda la filosofía de G.-L. Dieu, son existente et sa nature, París 1914 (Dios, su existencia y su naturaleza); Dios al alcance de todos (Barcelona 1942); Dios. La naturaleza de Dios. Solución de las antinomias agnósficas (Buenos Aires 1950) son hitos de su legado filosófico (cfr. A. Lobato, Itinerario filosófico de G.-L., «Angelicum» 42,1965,53116).

Como profesor y escritor de Teología dogmática, G. LAGRANGE sigue la Summa theologiae, que es «su» libro; seis tomos de comentarios, de corte clásico, ayudándose en Cayetano y Juan de Santo Tomás; una serie innumerable de artículos y algunas «obras mayores» son índice de su fidelidad al neotomismo, al mismo tiempo que revelan las cualidades peculiares del autor: defensa y exposición de la doctrina del «Doctor Común», descubrimiento y flagelación del inmanentismo modernista. Para G. LAGRANGE, que lo conoció tan al vivo al empezar el s. XX, el modernismo es un enemigo que no muere. Basta recordar su sonoro grito de alarma en 1946: La nouvelle théologie, oú va-t-elle? («Angelicum», 23,1946, 126-145). La enc. Humani generis (1950), de Pío XII, ratificó muchas de las tesis por las que G.-L. había luchado en sus clases y en sus libros. Otro tema que cultivó con especial atención fue el de la gracia y la predestinación. También en este campo se muestra inflexible con el «neomolinismo» y la teoría de Marín-Sola, poniendo de relieve, por una parte, su garra polémica y, por otra, su entronque con el tomismo español del s. XVI.

Con todo, donde G.-L. destacó más fue en el campo de la Espiritualidad. En 1909 leyó La evolución mística de Arintero. Esta obra ejerce en él un influjo parejo al libro L'Homme. El proselitismo del genial restaurador de la mística ganó en G. LAGRANGE a su más valioso discípulo. G.-L. lo declara: «Tuvo en mí gran influencia y me aclaró importantes puntos, que traté de exponer en seguida según la doctrina de Santo Tomás» (Evolución mística, Madrid 1952, L-LI). En 1917 abre una cátedra de Ascética y Mística, la primera de esta disciplina en una Facultad eclesiástica y la última que abandonara, vencido por los años, en 1960; en 1919 alienta la fundación de la revista «La vie spirituelle» y se convierte en principal redactor; en 1923 reúne sus lecciones y artículos en Perfection chrétienne et contemplation selon S. Thomas d'Aquin et S. Jean de la Croix (Sannt-Maximin, 2 vol.), obra representativa, polémica a grandes trozos, en la que trata de armonizar la teología ontológica de la gracia con las descripciones psicológicas de S. Juan de la Cruz y de proseguir, desde el ángulo tomista, la ruta abierta por Arintero en la Teología Espiritual. G. L. luchó por las ideas de unidad de la vida cristiana, por el concepto de mística como desarrollo normal de la vida cristiana, por la vocación de todos los cristianos a la perfección, etc. Tesis arinterianas, que había que remozar a fuerza de esclarecer principios «tradicionales» olvidados y enturbiados en los últimos siglos. G.-L. prosiguió ese camino, al ritmo de sus cursos magistrales, y fueron apareciendo nuevas obras, culminando con Les trois áges de la vie intérieure, 2 vol. París 1938 (trad. esp. Las tres edades de la vida interior, 2 vol. trad. esp. Buenos res 1945), en la que, limando al máximo las aristas polémicas, expone los principios comúnmente admitidos. Como en su itinerario filosófico, también aquí G.-L. apunta... a Dios, pues la vida interior es «un preludio» de la vida del cielo. Dentro del arco de este grupo de escritos de G.-L. hay que mencionar: L'amour de Dieu et la Croix de fésus, Juvisy 1929; La providente et la confiance en Dieu, París 1932; La Madre del Salvador y nuestra vida interior (París 1941, Buenos Aires 1947); los dos preciosos tratados, procedentes también de la cantera escolar, La santificación del sacerdote (Madrid 1953; primera ed. en latín, Roma 1946) y La unión del sacerdote con Cristo (Madrid 1955; primera ed. en latín, Roma 1948).

G.-L. dedicó su vida entera a lo que él namaba las «tres sabidurías» o ciencias de las cosas por su causa suprema: la Metafísica, la Teología y la Mística. Poco a poco, en escala armónica y ascendente, se va inclinando por la última. Su figura descuella entre los más [fieles] pensadores católicos de la primera mitad del s. XX; irradió poderosamente su doctrina, a través de la cátedra y los libros, a dos generaciones, incluso en países lejanos, como Argentina y Polonia.

A. HUERGA TERUELO.

BIBL.: B. ZORCOLO, Bibliografía del P. Garrigou-Lagrange, «Angelicum» 42 (1965) 200-272; A. HUERGA, Garrigou-Lagrange, maestro de la vida interior, «Teología Espiritual» 8 (1964) 463-486; M. - B. LAVAUD, Le P. Garrigou-Lagrange, «Revue Thomiste» 64 (1964) 181-199; R. GAGNEBET, L'oeuvre du P. Garrigou-Lagrange: itinéraire intellectuel et spirituel vers Dieu, «Doctor communis» 17 (1964) 159-182; R, MARIMÓN, Muere el P. Garrigou-Lagrange, «Horizontes», Puerto Rico 7 (1964) 36-42; 1.-R. SANZ, Por qué me hice sacerdote, Salamanca 1959, 199-200; R. GARRIGOU-LAGRANGE, Lettres de la ieunesse au P. Ambroise Gardeil (1903-1909), «Angelicum» 42 (1965) 137-194 (ed. F. VON GUNTEN).

Fuente: GER




Indice de la obra


LAS TRES EDADES DE LA VIDA INTEROR


PREFACIO

INTRODUCCIÓN

I. LA ÚNICA COSA NECESARIA

II. LA ÚNICA, COSA NECESARIA EN NUESTRA ÉPOCA

III. OBJETO DE ESTA OBRA

IV.EL OBJETO DE LA TEOLOGÍA ASCÉTICA Y MÍSTICA

V. EL MÉTODO EN LA TEOLOGÍA ASCÉTICA Y MÍSTICA

VI.COMO CONCEBIR LA DISTINCIÓN Y LAS RELACIONES ENTRE LA ASCÉTICA Y LA MÍSTICA

VII. DIVISIÓN DE ESTA OBRA

PRIMERA PARTE

LAS FUENTES DE LA VIDA INTERIOR Y SU FIN

C. 1 LA VIDA DE LA GRACIA,

C. 2 LA V IDA INTERIOR

C. 3. DEL ORGANISMO ESPIRITUAL

C. 4. LA SANTISIMA TRINIDAD,

C. 5 INFLUJO DE CRISTO REDENTOR

C. 6. LA INFLUENCIA DE MARIA MEDIADORA

C. 7. DEL AUMENTO DE LA VIDA DE LA GRACIA

C. 8. LA PERFECCIÓN CRISTIANA.

C. 9. GRANDEZA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA

C. 10. PERFECCIÓN Y HEROISMO

C. 11. LA PLENA PERFECCIÓN CRISTIANA